Desde el año 2015 hasta nuestros días, cada vez que se solicita la renuncia del Presidente, del Vicepresidente, de los Diputados, Jueces y Fiscal del Ministerio Público, varios analistas, cuestionan el hecho, pues dicen que, a pesar de la corrupción hay que mantener la institucionalidad del Estado, esto me lleva a preguntar ¿cuál?
No tenemos instituciones, por lo tanto no tenemos Estado, si tenemos Nación a la que urge construirle un Estado. Me explico. La presidencia y vicepresidencia de la República viven los días más difíciles de la historia de este país, y eso que, hemos tenidos crisis, pero no como la actual. Las diferencia entre ambos funcionarios electos son infranqueables, las elites les ha ordenado, pase lo que pase, debe mantenerse unidos, aunque sea para las cámaras de televisión, deben evitar comentar uno en contra del otro, aparentar armonía. Sin embargo, imaginemos un país sin Giammattei y sin Castillo, estoy seguro funcionaria igual, los técnicos en cada ministerio y secretaria, siguen allí, al final ellos hacen el trabajo del día a día. La sociedad puede, con un dialogo incluyente definir el futuro de Guatemala.
El Congreso pasa por tiempos mucho más difíciles, cien o más diputados son nuevos en el legislativo, a pesar de ello, ya perdieron la credibilidad y la confianza de sus electores, del pueblo en general. Hagan lo que hagan, ya nadie cree en ellos. En un país violento, la quema de las instalaciones fuera una realidad y no un circo, como lo fue el 21 de noviembre, lo que demuestra la cultura de paz que reina en territorio nacional. El país sin Congreso, continúa su marcha, mejor que con él. Los congresistas han sido incapaces de cumplir con el mandato constitucional de elegir a los magistrados de las cortes, requisito indispensable para fortalecer el Estado de Derecho. Desobedecieron a la Corte de Constitucionalidad, y por ende a la Constitución que juraron respetar, cumplir y defender. En la práctica real Guatemala no tiene Congreso.
Con lo dicho anteriormente no sería necesario referirnos a la Corte Suprema de Justicia, sin embargo debo reafirmar que los Magistrados llevan más de un año ejerciendo un puesto de manera ilegal. Como puedo decir que las personas obligadas al respeto de la ley, lo hacen incumpliendo con esta. Es verdad que estos acontecimientos son propios de un Estado cooptado por mafias de cuello blanco. Los guatemaltecos llevamos un año sin Magistrados, podemos subsistir otros años más, en tanto se reforma el sistema.
Los tres poderes del Estado guatemalteco: Ejecutivo, Legislativo y Judicial están en crisis, incumplen con sus funciones y aun así camina el país. El Ministerio Publico tiene a una fiscal vigilante, solapa todo lo que los tres organismos hacen, le importa poco el respeto al Derecho como ciencia de convivencia social. Pero no pasa nada, el país funciona, camina mal, es verdad, pobreza, desnutrición, delincuencia, desempleo, saqueo de los recursos gubernamentales, muerte, circunstancias del día a día con los actuales funcionarios o sin ellos.
El punto es que no hay institucionalidad, por lo que no tiene sentido defender lo inexistente. Pasemos al plano entonces de confirmar un hecho innegable, sin el actual Presidente, Vicepresidente, Diputados, Jueves, y Fiscal, Guatemala estaría mejor de lo que hoy esta. Aquí radica el verdadero problema, el actual sistema se corrompió hasta la raíz, corresponde ahora sembrar las bases para uno nuevo, distinto, sin racismo, sin discriminación, incluyente. Un Estado para nuestra Nación.
Profesor universitario, académico, profesional de las Ciencias Económicas.