Todas las familias tenemos a un familiar alcohólico.
La negación es parte de la enfermedad del alcoholismo. La mentira es parte del problema. Muchos alcohólicos niegan que tiene un problema, una enfermedad con el alcohol, se ponen violentos y groseros con los familiares cuando intentan alejarlos del vicio.
La confrontación es una forma de sobrepasar esta defensa, pero tiene que ser amorosa… que consiste en que de forma muy cariñosa se le confronta con los errores que han cometido cuando ellos están bajo los efectos del alcohol.
Por ejemplo. Una madre que le dice a su varón: “Hijo, ya viene tu cumpleaños y estaba recordando que el año pasado tomaste demasiado y tuviste el accidente que te salió muy caro”. Un padre le dice a su jovencita: “Hija, acuérdate que el mes pasado, cuando te pagaron, te fuiste de fiesta y terminaste demasiado ebria, haciendo relajo en la fiesta”. Un amigo dice: “Hermano, me dio mucha vergüenza verte en la cárcel porque ya borracho te pusiste agresivo con los policías”.
La idea central de la confrontación amorosa es hacerle conciencia de que se comporta inapropiadamente cuando está ebria y correctamente cuando está sobria. Algo así, como decirle: “Con licor en las venas, te vuelves mala persona”. Y es una confrontación, porque se pone frente a frente, al error con la persona en estado de ebriedad, o al acierto con la persona en estado sano. Muchos cuando están bajo sustancias, se vuelven irresponsables, arriesgados, agresivos y cuando están libres de alcohol son responsables, respetuosos, prudentes.
Esta confrontación se hace en momentos de sobriedad. Aunque los familiares tienden a no querer arruinar el momento, es necesario confrontar en esos buenos instantes, con suavidad, respeto, caridad… pero de forma directa, clara y basado en hechos. Todos los días se debe confrontar: Cómo el alcoholismo es insidioso, los familiares deben insistir aún más, de forma amorosa. Es sabido que la familia también tiende a negar el problema, pero si se deciden a confrontar, también se van a sanar. Recuérdese que el primer paso para la recuperación del enfermo alcohólico es: Admitimos que éramos impotentes ante el alcohol, que nuestras vidas se habían vuelto ingobernables. Le dejo la siguiente frase para que reflexione: “El autoengaño, es la cuña que no deja avanzar”.
Psicólogo clínico con más de 25 años de experiencia, docente universitario, escritor de temas de salud mental para la familia, la pareja y el niño. <strong>YouTube:</strong> Mil tips de Salud Mental y Escalón Infantil <strong>Facebook:</strong> Oswaldo Soto Psicólogo