Duro con el pecado, suave con el pecador
En cierta ocasión, los niños quebraron un vidrio en casa con la pelota, a lo que el padre, dijo: – “La pelota está castigada”. Luego uno de los hijos se acercó y le preguntó: -¿Estás enojado conmigo? Y él respondió: -“No, contigo no, estoy enojado con lo que hicieron” y se llevó la pelota. Un padre enérgico y amoroso a la vez.
En otra ocasión, otro niño le dice al psicólogo: “Mi padre mi odia, a mi maestra le caigo mal, a mis compañeritos les desagrado. Pasado el análisis de la situación, el niño llega a comprender que a ellos les desagradaba lo que él hacía, no lo que él era.
Los padres y educadores erramos al corregir, cuando el regaño va a la persona y no a la conducta, entonces el niño se siente atacado y no corregido, siente mala intención y no buena orientación. Llegando a pensar que, si comete un error, será rechazado en su persona. Ya de adulto se rechaza a sí mismos por nimiedades, y rechaza a los demás por conductas o creencias.
No es lo mismo decir: Estás haraganeando a eres haragán; mientes a eres mentiroso; robaste a eres un ladrón; ustedes van despacio a son lentos; me equivoqué a soy tonto; me veo demacrado a soy feo. Si usted se da cuenta, en la identidad se usa el verbo ser: yo, tú, él, nosotros, ustedes. Al usar esa palabra el desapruebo se dirige a la persona, no a la conducta.
También dirigir la aprobación a la identidad puede traer una falsa idea del yo. Por ejemplo, no es lo mismo decir: Estás muy presentable a eres lindo; resolviste bien el examen a eres inteligente; van muy rápido a ustedes son pilas; ayudé a los necesitados a soy bondadoso. Quizás no podemos quitar esa forma de hablar de nuestro idioma, pero sí estar conscientes.
Aparte que históricamente en sociedad hemos rechazado a las personas por lo que hacen. Hemos visto que alguien que robó, ha sido estigmatizado como ladrón por toda su vida. No le damos chance a cambiar, a evolucionar. Entonces lo excluimos socialmente, laboralmente y hasta religiosamente.
¿Ya le enseñó usted a sus niños a aceptar las diferencias individuales? Para que en sociedad si alguien tiene otro credo religioso o político, puedan convivir en paz. Algo así como decir: “No me gustan tus creencias, pero me gustas tú”, “Odio lo que haces, pero te amo a ti”, “No estoy de acuerdo con tus preferencias, pero estoy de acuerdo contigo, tanto que puedes ser mi gran amigo, que te llamaré hermano, ”.
Le dejo la siguiente frase para que reflexione: “Si vas a corregir, piensa antes si puedes advertir”. (Advertir = reparar)
Psicólogo clínico con más de 25 años de experiencia, docente universitario, escritor de temas de salud mental para la familia, la pareja y el niño. <strong>YouTube:</strong> Mil tips de Salud Mental y Escalón Infantil <strong>Facebook:</strong> Oswaldo Soto Psicólogo