Definitivamente estamos viviendo los años setenta y ochenta, aquellos tenebrosos años donde oficiosamente el saludo en todas las actividades sociales, culturales y educativas, era así: Autoridades civiles y militares buenas tardes… Dios guarde si no se le rendía pleitesía al comandante de la base militar, al de reservas militares incluso al comisionado militar.
Desde el 31 de agosto —hace 14 días—, el ejército está “cuidando” las calles, haciendo gala de su arsenal bélico, atemorizando y amedrentando a todo ciudadano que no piense igual que su comandante general —Jimmy Morales—, es posible que esté cumpliendo la consigna del señor que por muchos años hizo de la ciudad capital su finca —Arzú—, en uno de sus arrebatos dijo: Yo firmé la paz, pero también puedo firmar la guerra; tenía a toda la masa gris de la metrópoli más importante de Centroamérica asustados con que si se portarían mal, los agarraría a morongazos.
A los guatemaltecos nos queda como anillo al dedo la célebre frase del Sr. Derek Curtis Bok, expresidente de la Universidad de Harvard, “si cree usted que la educación es cara, pruebe con la ignorancia”; ¡qué triste realidad la nuestra!
Desde hace mucho tiempo estamos siendo gobernados por la mediocridad, la ignorancia, la arrogancia, la tiranía y, peor aún, por una partida de ladrones, que jamás se han tentado el alma para cargar, sí cargar, aprovechando la obscuridad de la noche, contantes y sonantes hasta 100 millones de quetzales.
Jimmy Morales no quiere entender razones, cada vez se hunde más y más, en su desesperación insulta, calumnia y despotrica contra todos, la ONU, las organizaciones civiles, el PDH, el TSE, la propia tricentenaria Universidad de San Carlos de Guatemala han sido víctimas de su prepotencia e ignorancia, cada intervención que tiene es para proferir estupideces y más estupideces, ¡no representa la unidad nacional!
La Cicig y el Sr. Iván Velásquez son algo muy especial para él, no duerme, no descansa, piensa y repiensa en la persecución penal criminal que pesa sobre él. Reitero, para nosotros la Cicig no viola nuestra soberanía ni representa peligro. Gracias a la labor de este ente investigador, se han tocado las estructuras más profundas del crimen organizado, y casi se ha tocado la cola del animal de mil cabezas llamado CORRUPCIÓN.
El hombre está aferrado al poder, no quiere escuchar consejo. Hasta los niños en el desfile del día 7 de agosto en Quetzaltenango le dijeron que “quieren la continuidad de la Cicig, más no a él —Jimmy Morales como presidente—”. Para una persona normal y de su alta investidura, psicológicamente ha de ser terrible saber que su autoridad, dignidad, estima, no es respetada, mucho menos valorada, todo por estar al lado de la corrupción e impunidad.
¡Sr. Jimmy Morales, no defienda lo indefendible! Las manifestaciones de rechazo a su nefasta administración seguirán acrecentándose día a día, ahí están las organizaciones campesinas, pueblos indígenas, 48 Cantones, Universidad de San Carlos de Guatemala, Universidad Rafael Landívar, un sector de empresarios y de religiosos, la comunidad internacional donantes y no donantes lo han hecho, y de seguro lo seguirán haciendo.
Como se dice en buen chapín, a Jafeth Cabrera le salió el tiro por la culata, el Consejo Superior Universitario, aunque a regaña dientes, lo declaró NO GRATO en la USAC. Con la tricentenaria no se juega doctor, qué tristeza la suya, se puso a la altura de los que han asesinado a los intelectuales, a los dirigentes estudiantiles de la talla de Oliverio Castañeda de León, Manuel Colom Argueta, Mario Fuentes Moir, Mario López Larrave, además de campesinos, cooperativistas, catequistas, obreros, etc.; bueno, usted sabrá mejor que yo.
De Jimmy Morales, pues, qué vamos a esperar, pero de usted Sr. Jafeth Cabrera, que deshonra la suya, qué bajo cayó, qué rápido se le olvidó aquella noche del 3 de septiembre de 1985 cuando el general Mejía Víctores, en su torpeza de autoridad —igual que la suya en estos momentos—, mandó al ejército e ingresó violentamente con tanques, tanquetas y su artillería pesada al campus central de la USAC, violando la autonomía universitaria. Jafeth Cabrera, véase en el espejo, y si le queda dignidad —lo cual dudo—, por su torpeza y ineptitud, pídale disculpas al pueblo de Guatemala —que le pagó sus estudios— y a la comunidad Sancarlista. El ejército, que mató, violó e ingresó violentamente a la tricentenaria, ese mismo ejército se puso detrás de usted el 31 de agosto de 2018 para manipularlo a favor de la corrupción e impunidad. ¡Renuncie y vaya a vivir a la punta del volcán de Fuego! Jimmy Morales, está invitando a quemarse los pies con arena volcánica.
Contador público y auditor, docente universitario y ex alcalde comunitario.