Lo que me gustó ayer, ya no me satisface hoy…
¿Conoces a personas que se mantienen amargadas y amargan a los demás? Les invitas a pasear y dicen “¡Qué aburrido!”, van a estudiar y “¡Qué aburrido!”, hacen un trabajo y “¡Qué aburrido!”. Mantienen caras largas, gestos de hastío y palabras rebuznadas. A veces se emocionan selectivamente con otras personas y actividades, pero en poco tiempo, se fastidian.
Ellas llegaron a este punto, porque cayeron en un ciclo vicioso en donde fueron tan estimuladas con placeres, que se embotaron, luego quisieron algo más excitante, pero también perdieron el gusto. Después ya nada les llama la atención, solo piden que les entretengan con más condimento, con grandes shows, con películas extravagantes y comida chatarra. Pero como pronto pierden el interés, siguen buscando. Hasta el punto de llegar a consumir sustancias que les den una aparente felicidad. Cada vez ambicionan algo más fuerte, que les brinde una expresión de ¡Wou!.
Las personas con aburrimiento crónico pueden llegar a ser tan peligrosas para sí mismas y para quienes estén cerca, con actividades arriesgadas, con tal de gozar, o de ya no sentirse tan mal.
Tienen bloqueada la capacidad de asombro ante la vida misma. Les aburren los celajes de múltiples colores cuando se pone sol. Le hacen caras a una cena sencilla. Pierden interés en una charla constructiva.
Para curarles, es necesario que suelten lo estimulante y regresen a lo simple. Aunque les llevará un tiempo, pero ese es el camino. También es necesario que se esfuercen en algún trabajo duro, tanto físico como mental. Y que tengan una sociabilidad sana en donde procuren agradar a los demás, servir al prójimo y construir algo beneficioso para todos.
Los padres para responder ante niños o jóvenes con aburrimiento crónico, deben en lugar de dar, quitar; en lugar de adición, sustracción. Si tienen demasiados juguetes, guarde la mayoría bajo llave. Si tienen demasiada comida condimentada, evítela por tres meses… y entonces despertarán de este letargo.
Te dejo la siguiente frase para que reflexione: “No pretendas llenar con más placer, el vacío que te dejó el excesivo placer ”.
Psicólogo clínico con más de 25 años de experiencia, docente universitario, escritor de temas de salud mental para la familia, la pareja y el niño. <strong>YouTube:</strong> Mil tips de Salud Mental y Escalón Infantil <strong>Facebook:</strong> Oswaldo Soto Psicólogo