Una de las preguntas clave en la vida es preguntarse ¿Cómo me siento? ¿Cómo están mis emociones y sentimientos? Hay días en los que uno se siente como se dice coloquialmente “de la patada”, pero hay otros días en los que uno se siente bien, con un montón de problemas, pero nos sentimos tranquilos. Y esto es importante para caminar en la vida.
De vez en cuando es bueno darle un vistazo al libro de su vida. Revise las páginas que en su momento fueron muy dolorosas, por ejemplo, una enfermedad grave, un accidente o la pérdida de un ser querido. Si al volver a revisar esas páginas, logra mantener la calma y la serenidad, significa que va por buen camino. Pero, si al revisar esas páginas pierde el control emocional, es un indicador de que esas páginas de su historia personal aún no han sido superadas y necesita hacer algo para superarlas.
Cuando una situación del presente le conecta inmediatamente con un acontecimiento del pasado, y ese acontecimiento del pasado provoca una reacción que está fuera de su control, es una señal de que tiene que ponerle atención a esa situación generadora de conflictos. De vez en cuando uno recuerda las ausencias, y suele uno ponerse un tanto melancólico; eso es normal, y a veces, es hasta sano. Pero cuando, una acción actual nos descontrola al recordarnos el pasado, es porque ese pasado no ha sido superado y hay que buscar ayuda, para aprender a vivir con esas ausencias en la vida.
Lo que nos hace daño muchas veces son nuestras “creencias irracionales” que tenemos acerca de lo que nos ha pasado y lo que nos pasa. Por ejemplo, si ante la pérdida de un ser querido mi creencia es que es lo peor que me pudo haber pasado y que lo mejor es que me muera, entonces me costará muchísimo superar esa ausencia. Pero si mi “creencia” es que la vida Dios la da y Dios la quita, y que fue lo mejor que le pudo haber pasado, entonces superaré de una manera más fácil la ausencia de esa persona.
Para liberarse de esas creencias adquiridas a lo largo de la vida no es tan fácil, pero es posible irse despojando de ellas a través del diálogo con algún profesional, o con alguien que pueda escucharnos con atención y que pueda darnos algunas sugerencias para encontrarle el rumbo a esta vida. Porque no hay nada peor que convertirse en esclavo de esas creencias que ahuyentan la felicidad de nuestra vida.
Recuerde que esas “creencias” son fruto de la cultura y del contexto en donde nacimos y crecimos. Pero ya adultos, somos nosotros los responsables de “interpretar la partitura que nosotros mismos hemos compuesto y vivir la vida que nosotros mismos hemos hecho”, (M. Katzeff). Pudimos haber sufrido mucho en el pasado, pero de aquí en adelante soy yo el arquitecto de mi propia historia. Recuerde que “el que puede cambiar sus pensamientos puede cambiar su destino”, (Stephen Crane), (Tierno, 2012, pág. 23). Libérese de esas creencias falsas que tiene de la vida y de sí mismo.
Dios nos ha dado la existencia para que seamos plenos, aprendiendo a vivir con lo que existe en la creación. Integre el pasado, planifique bien su futuro y sea feliz hoy.
Dios es el motor principal de mi vida, me gustan los retos. Soy amigo de la verdad y enemigo de la hipocresía.