PUNTUAL
La próxima semana, el 15 de mayo, la ciudad de Quetzaltenango estará celebrando sus 500 años de fundación, una fecha propicia para reflexionar sobre la ciudad, sus acciones y su enfoque.
Es importante reconocer que estos 500 años representan un capítulo extenso en la historia de este territorio, sin olvidar el pasado milenario que es la base de lo que somos hoy en día.
Cuando reflexiono sobre el tiempo, me inclino más hacia lo que está por venir que hacia lo que ya ha pasado. El pasado es un lienzo impregnado de bondades, errores, aprendizajes y triunfos, pero el futuro es un lienzo poderoso por desplegarse, impredecible pero tangible, porque si lo imaginamos, podemos crearlo. La mente es capaz de construir realidades.
He venido reflexionando, creando y trabajando en la idea de que la conmemoración de los 500 años debe marcar un punto de inflexión, más que una transformación de lo que somos, debemos hacer un reconocimiento de lo que somos, lo que hacemos y cómo lo hacemos.
Quetzaltenango, para honrar sus 500 años, merece una calificación, un reconocimiento, un tributo, no solo por sus hechos, sino también por sus protagonistas.
Lo mejor de Quetzaltenango, aunque ha sido importante, no reside en su pasado, sino en su gente, sus protagonistas de triunfos inmensurables.
A lo largo del tiempo ha existido un hilo conductor que une todo, el pensamiento colectivo, lo que hemos forjado y construido juntos. Aunque una columna no es suficiente para abarcarlo todo, vale la pena destacar que lo mejor de todo son las personas.
Me resuena aquel pensamiento que dice: Imagina por un momento que todos nosotros, los que estamos vivos ahora, en 100 años habremos pasado, seremos parte del pasado. Por eso, nos corresponde hacer nuestro mayor esfuerzo para dejar una huella, un legado, una herencia.
Las personas son Quetzaltenango y ahora, que se avecina el gran aniversario, es momento de hacer un cambio significativo, que valga la pena y que beneficie a las generaciones venideras.
PUNTO FINAL. Esperen algo revelador la próxima semana, Quetzaltenango se lo merece.
Licenciado en Ciencias de la Comunicación, con tres maestrías en diferentes campos y Doctor en Investigación en Educación. CEO de La Voz de Xela, conferencista nacional e internacional y profesor universitario.