El partido entre Costa Rica y Alemania será recordado en la historia por las emociones a flor de piel que iba generando tras las anotaciones entre quienes conformaban este grupo, porque el marcador entre España y Japón era determinante para que Alemania o Costa Rica pasaran a los octavos de final.
Pero este partido, será aún más recordado porque fue comandado por tres mujeres. El mundo fue testigo de cómo el machismo le está cediendo algunos espacios a la participación de la mujer en el fútbol.
La francesa Stéphanie Frappaart fue la árbitra central, mientras que sus asistentes fueron la mexicana Karen Días y la brasileña Neuza Back. Estas mujeres pasarán a la historia por haber sido las primeras mujeres que tienen la oportunidad de arbitrar un partido en una Copa Mundial.
Lo mejor de esta participación fue de que se llevó a cabo en un país en donde la mujer es un “cero” a la izquierda, en una cultura donde la mujer a penas si muestra el rostro por el machismo arraigado en el seno de la misma cultura. La mujer, en este país de mayoría musulmana, es inferior al hombre, porque le tiene que pedir permiso al varón para poder casarse, viajar o bien para estudiar. La mujer es discriminada y marginada.
Pues en esta cultura machista, estas mujeres árbitras tuvieron la oportunidad de brillar para el mundo. Ojalá la FIFA continúe con esta dinámica de inclusión para la mujer; y que las mujeres que son tomas en cuenta, aprovechen estos espacios para darse a conocer e irse abriendo más espacios en un deporte con predominio masculino.
En Guatemala, hace un par de años, el 9 de octubre de 2020 Astrid Gramajo se convirtió en la primera mujer en arbitrar un partido de fútbol de la Primera División, entre Petapa y Aurora. Ojalá que, en nuestro país, también las mujeres poco a poco vayan incursionando en un deporte netamente masculino.
La participación de la mujer en el deporte hace un medio siglo era una utopía. Sin embargo, estos pequeños pasos que se están dando, son una muestra de que la mujer tiene las mismas capacidades y habilidades de los hombres para participar en escenarios reservados para los hombres.
Yo espero que poco a poco las mujeres tengan las mismas oportunidades de los hombres en escenarios que hasta hace poco estaban reservados para los hombres. La participación de la mujer es clave en la política, en la cultura, en la economía, en el mundo de los negocios y empresarial. La esencia de las mujeres no es sólo hacer la comida, tener hijos y cuidarlos. Las mujeres pueden y deben incursionar en esos espacios antes mencionados, para transformarlos.
No es nada fácil romper con costumbres y paradigmas machistas. Pero es posible. Los hombres, por nuestra parte, tenemos que aprender a tratar y a confiar en las capacidades que tienen las mujeres. El hecho de que sean mujeres no significa que valgan menos. La diferencia está en que ellas hacen de una manera diferente lo que hacemos nosotros.
En tiempos de Jesús el machismo estaba a la orden del día. Pero el trato de Jesús hacia la mujer fue de cercanía y comprensión. Jesús jamás rechazó o trató mal a una mujer. Los hombres hagamos lo mismo: tratemos bien a las mujeres que Dios ponga en el camino de nuestra vida. ¡Mujeres! Dios las bendiga y las proteja siempre. Les mando un fuerte abrazo. Sigan adelante con sus proyectos, porque ustedes pueden y se lo merecen.
Dios es el motor principal de mi vida, me gustan los retos. Soy amigo de la verdad y enemigo de la hipocresía.