La Hidroeléctrica de Santa María, ubicada en el Municipio de Zunil, Departamento de Quetzaltenango, fue construida por la empresa alemana Allgemeine Elektricität-Gesellchaft (AEG), -(empresa que compró en 1833 las patentes del norteamericano Thomas Alva Edison)- para proveer de energía eléctrica al Ferrocarril de los Altos. Este ferrocarril de corta vida (1930-1933) funcionaba de manera que cada vagón era movido por un motor eléctrico que llevaba en el techo. El diseño del Ferrocarril de Los Altos fue especial para la región del Occidente de Guatemala, partiendo del Municipio de San Felipe Retalhuleu (600 metros de altura sobre el nivel del mar), y concluyendo en la Ciudad de Quetzaltenango (2,400 m.s.n.m.).
La Hidroeléctrica Santa María se construyó aprovechando el caudal del rio Salamá y una caída de agua de 100 metros de altura, con un flujo de 6 metros cúbicos por segundo; originalmente diseñada para ser accionada con 5 turbogeneradoras de 2 Megavatios cada una, aunque finalmente se instalaron únicamente dos, generando 2 Megavatios (2.4 MVA). Al momento de iniciar operaciones la Hidroeléctrica Santa María, funcionaban sobre el caudal del rio Samalá tres pequeñas generadoras: la de la Fábrica de Hilados Cantel; la antigua planta municipal de Quetzaltenango en Zunil (que fuera propiedad de la familia Aparicio), y la Retalhuleu Electric Co., las dos últimas adquiridas por el Estado el año 1940. Con la fusión de estas con la Hidroeléctrica Santa María se creó el Departamento de Electrificación Nacional, administrado como Empresa Hidroeléctrica del Estado, dirigida en su momento por el ingeniero Julio Colom, siendo la entidad que dio origen a lo que más tarde (a partir de mayo de 1959) se conoció como el Instituto Nacional de Electricidad (INDE).
Como dato anecdótico se cuenta que en visita que hizo a mediados del año 1927 el Presidente de la Republica General Lázaro Chacón a la Hidroeléctrica Santa María, previo a su puesta en servicio, preguntó al encargado de maquinaria, el canteleño Tomás Sam Puac, sobre la potencia de la hidroeléctrica, a lo que el señor Sam le contestó que “unos cien mil Caballos de fuerza”, potencia que podría generarse si se aprovechara todo el recorrido del rio Samalá, aunque la maquinaria instalada (turbinas y generadores), generaba únicamente lo necesario para el ferrocarril, los 2 Megavatios indicados antes, – (más tarde, en el año 1966 la potencia de la Hidroeléctrica Santa María se amplió a 6 Megavatios)-. Ante la cifra que dio el señor Sam de 75 Megavatios, el Presidente Chacón sin pensarlo mucho ofreció ceder permanentemente a favor de Quetzaltenango mil Caballos de fuerza (equivalentes a 745 Kilovatios) a un precio de seis décimas de centavo el Kilovatio-hora un primer bloque, y el resto a un precio que finalmente alcanzaba, impuestos incluidos, cerca de Q 0.30 el Kilovatio-hora. De esa cuenta, desde entonces, la Empresa Eléctrica Municipal de Quetzaltenango paga por esos 736 kilowatios Q 3,223.68 mensuales.
Con motivo de la destrucción parcial de la vía del Ferrocarril de los Altos en junio de 1933, la Hidroeléctrica Santa María permaneció sirviendo energía únicamente a unos barrios de Quetzaltenango y al pueblo de Santa María, utilizándose tan solo el 5% de la capacidad de la planta. El Presidente General Jorge Ubico dispuso no reconstruir el ferrocarril, argumentando que tenía “numerosos defectos de orden técnico y adicionalmente no era financieramente viable, complicándose la situación por la competencia creada por la industria naciente de transportes de automóviles”. Ordenó, por lo tanto, utilizar la energía de la Hidroeléctrica Santa María para servicio de alumbrado, dando electricidad a 32 Municipios de 6 Departamentos de la República. Se usaron los rieles del ferrocarril (cada uno de 12 metros de alto y 1,200 libras de peso) para los postes que sujetan el alambrado sobre el que se transporta la electricidad.
La Hidroeléctrica Santa María, después de casi 90 años, sigue generando energía eléctrica.