Por Walter Poroj
#Quedateencasa, #juntossaldremosadelante, son los términos más conocidos a nivel mundial luego del aparecimiento del CORONAVIRUS o COVID-19, crisis sanitaria a nivel global por la gran cantidad de contagiados y miles de muertos en el mundo, así como un impacto significativo en la economía mundial.
Ante este panorama, la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró la pandemia como “enemigo de la humanidad” la cual ha obligado a todas las naciones a implementar emergencias y control sanitario para evitar el contagio y expansión del virus, una de las principales disposiciones del presidente de Guatemala es el distanciamiento social, toque de queda y el uso obligado de la mascarilla, limitando el desarrollo de actividades financieras, industriales, comerciales, agrícolas, educativas y del comercio informal, trabajadores suspendidos y despedidos, micros y pequeñas empresas al borde de la quiebra financiera, compatriotas regresando del sueño americano producto de la falta de oportunidad y sufriendo discriminación en su propio país al que apoyo para sustentar la economía nacional, este contexto complejo genera miedo, amenaza, psicosis, estrés, ansiedad, depresión, subsistencia y pobreza por esta confinación social.
Miles y miles de Guatemaltecos entre ellos, niños, niñas, jóvenes, mujeres, hombres, personas de la tercera edad no se pueden dar el lujo de cumplir con el: #Quedateencasa, pues su vida familiar se encuentra entre la encrucijada de quedarse en casa confinado y morir de hambre en familia, o salir a buscar trabajo para su alimentación, sustento diario y pago de sus servicios básicos, con el temor a ser infectado e infectar a su familia ya que su economía se basa en lucha y sobrevivencia, pues sus ingresos dependen del día a día de su trabajo, no existe ni existirá para ellos espacio y tiempo para el ahorro sostenible familiar dada su vulnerabilidad; esta realidad es cruel e inhóspita en el área urbana pero más aún en el área rural derivado de la exclusión, discriminación, inseguridad, pobreza, desarrollo, y ahora mucho más visible la falta de servicios básicos como el agua potable para consumo humano para lavarse las manos por 40 segundos.
Aunque existen políticas económicas, sociales de protección y ayuda por parte de este gobierno, debemos estar conscientes y seguros que esta ayuda no llegara a la mayoría de estos sectores vulnerables y desprotegidos en esta pandemia; bajo estas condiciones, debemos reflexionar íntegramente tratando de no caer en el egoísmo causal e indiferencia social, sino por el contrario debemos ser más empáticos, más solidarios, más humanos, más justos y más comprensivos en el entendimiento de nuestra triste realidad como país, ya que las situaciones y necesidades de nuestra población no son iguales o similares, por el contrario son muy diferenciadas con brechas muy extremas, y que el #Quedateencasa es realmente un privilegio de clase que una minoría puede cumplir, también se debe comprender que su incumplimiento NO se deriva de temas culturales, sociales o de educación, sino más bien responde a necesidades de sobrevivencia económica ante este evento viral jamás experimentado por nuestras generaciones, en un país desigual y excluyente como Guatemala #juntossaldremosadelante.