PUNTUAL
Este día recorrí 200 kilómetros desde Xela a la capital y la queja es la misma: la carretera está malísima, pero la toleramos por necesidad. Desde el 2000, cuando inició el gobierno de Alfonso Portillo, luego Óscar Berger, Álvaro Colom (fallecido), Otto Pérez Molina, Jimmy Morales y el actual, van 23 años, y las carreteras del país siguen siendo una burla de los gobiernos para el pueblo.
Un país se percibe en desarrollo según sus carreteras, es la primera muestra de progreso o retroceso, y es evidente que en este aspecto, vamos de mal en peor.
Desde hace 20 años hay una permanente «inversión» en la Interamericana, porque a cada cierto tiempo le hacen cambios. Cuando Berger puso pavimento desde Chimaltenango hasta Los Encuentros se pensó que el beneficio llegaría, pero duró muy poco y desde hace años venimos viajando en una carretera fracturada, lo que representa costos por los daños a los vehículos y lentitud en la llegada a nuestros destinos. El comercio se ha visto afectado y encarece los costos de los productos.
Este pavimento fue pagado como si fuera de primera y solo fue una «pintura» que toleró y consintió la entidad encargada de fiscalizar las inversiones públicas.
Este año nuevamente se pasaron al asfalto y están sustituyendo el robo de Berger por tramos de asfalto que debería ser de calidad y no solo para rellenar los baches.
A los políticos en este año no solo les debemos exigir que hagan cosas, sino que las hagan bien y que el mayor compromiso sea una inversión justa y que ayude a todos los ciudadanos. Las carreteras son el reflejo de la corrupción que se ha enraizado profundamente en las últimas dos décadas.
Exijamos compromiso de parte de quienes quieren relevar a los actuales.
Licenciado en Ciencias de la Comunicación, con tres maestrías en diferentes campos y Doctor en Investigación en Educación. CEO de La Voz de Xela, conferencista nacional e internacional y profesor universitario.