Por Edwin Ibarra / DISCIPULADO EMPRESARIAL 20/20
Hoy nace a la luz esta columna. ¿Su nombre? “DISCIPULADO EMPRESARIAL 20/20” y nuestro lema: “Hasta que tu visión sea perfecta”.
La palabra “discípulo” se ha asociado al ministerio de Jesús en la tierra, y en efecto, así fue. Sin embargo, un discípulo es un aprendiz, alguien quien está bajo la supervisión de un maestro, fundador de algún movimiento social, político, educativo o religioso.
Bajo ningún concepto pretendo convertirme en maestro o fundador de algún movimiento. Cuando hablo de Discipulado es porque al escribir esta nota yo mismo estoy en proceso de aprendizaje continuo.
Sí es un hecho que los conceptos que aquí verteremos están dirigidos a empresarios, comerciantes, vendedores y cualquier persona que quieran seguir un proceso de “Discipulado” a través de este medio. Pretendemos influir en el corazón del empresario.
Deseamos traer propuestas que transformen el corazón de las personas más allá simplemente de un cambio de actitud, la cual puede ser educable, en un contexto que nos convenga manifestar a otros. Queremos ir más allá. Allá donde se “disciernen los pensamientos y las intenciones del corazón”
Y el 20/20? No. No es el año. Ese año ya pasó dejando una estela de estragos. 20/20 se refiere a una visión normal que un individuo posee. El que tiene esta visión puede ver lo que una persona normal puede ver a 20 pies frente a una cartilla de agudeza visual. Alguien con una visión 20/30 puede ver a 20 pies delante de la cartilla lo que otras personas ven a 30 pies. Según estudios, solo el 35% de las personas adultas tienen la visión 20/20 y hasta un 75% la tienen con corrección visual.
De igual manera, no todos tenemos la misma visión de la vida. Diferimos en cuarto a valores, principios y actitudes; valoramos las cosas de maneras distintas que sorprenden al mismo ser humano.
Volviendo entonces al tema central, el corazón del empresario necesita ser auscultado buscando resabios de actitudes deletéreas para sí mismo. Y esto, no sólo para el empresario. Considero que todo ser humano debe evolucionar “Hasta que su visión sea perfecta”, “a la medida de la estatura del varón perfecto” No al de un ser humano ejemplar, sino de la Deidad hecha carne.
Una introspección diaria, al rayar el alba, o al despertar de la luna, es indefectible para el corazón del ser humano. Es lo que nos hace distintos. Realizar procesos de metamorfosis intencionales nos hace crecer. Y esto va más allá del dinero, negocios, deudas o cualquier otra asociación con el dinero. El ser humano es más que eso. Tiene un alma y un espíritu recóndito, que necesita un soplo de vida en medio de este caminar cooptado por corrupción, homicidios, traiciones y más.
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