PUNTUAL
Las cosas en la política partidista y electoral cada vez son peores, pero van sorprendiendo menos. Por eso el desencanto de la población con el proceso, con los aspirantes y con las votaciones. Si hoy fuéramos a las urnas, los resultados serían como abrir una cajita de sorpresas, puede que no salga nada bueno.
El panorama es espeluznante, porque los participantes están botando sus máscaras y dejando al descubierto su verdadera personalidad e intenciones. Después de Mario Estada, hoy la nota la pone Roberto Arzú al salir a luz que por una deuda de 6 millones 160 mil dólares con unos asesores que habría contratado para su campaña presidencial.
Inmediatamente Arzú, el candidato de la coalición PAN-Podemos, califica los hechos como extorsión.
Independientemente de las versiones, lo malo es que tenemos gente que quiere llegar a gobernar el país y que no puede proponer ni hacer una campaña con su propia inteligencia, sino que tiene que recurrir a los “asesores” que cobran millones como este caso y que, de todos modos, alguien tiene que pagar, ya sean los financistas, narcos o el pueblo mismo si llegan a ganar y se las cobran.
Mario Estrada es noticia desde la semana pasada, pero todos los días hay algo nuevo, hasta que aparezcan más involucrados o más candidatos en las mismas condiciones de pedir limosna millonaria a los narcotraficantes para lograr llegar al poder y luego devolver el “favor” dejando que ellos sean los que realmente lleven las riendas del país.
El financiamiento del narco no es nuevo, casi seguro de que otros gobernantes llegaron con ese empujón, pero la diferencia es que no salió a luz pública, porque no fueron agentes encubiertos con los que negociaron, sino que con verdaderos capos.
Mientras se averigua, hoy el TSE dejó fuera del proceso a Estada, de la UCN, por los nexos que le imputan y su nefasto plan de pretender vender al país al mejor postor para el trasiego libre de droga.
Hasta este punto, a 53 días de las votaciones, si nos damos cuenta solo destaca lo malo, como las acusaciones, pero nada de las propuestas y equipos de cada candidato. Por ello, lo temible es que cuando pase el 16 de junio, el resultado sea algo peor a lo que actualmente tenemos como autoridades. Si hay segunda vuelta, los finalistas se van a matar y van a querer pactar hasta con el diablo. Dios sea quien libre al país de todo.
Inevitablemente uno de los muchos candidatos va a llegar al poder. No puede suceder que no se elija a nadie. Lo más seguro es que igual nos vamos a quejar de quien llegue, por eso, motivemos a la participación de todos como ciudadanos, para que tal decisión quede en manos de muchos y no de pocos. Este 2019 hay más de 7.9 millones de empadronados y la decisión debe ser más representativa.
Licenciado en Ciencias de la Comunicación, con tres maestrías en diferentes campos y Doctor en Investigación en Educación. CEO de La Voz de Xela, conferencista nacional e internacional y profesor universitario.