El Día Mundial contra el Trabajo Infantil pasó con más pena que gloria en Guatemala. El tema continúa sin ser tomado en serio por gobernantes de turno y políticos que participan en las Elecciones 2023.
Se proyecta que 1 millón de niños adolescentes trabajan para el sustento diario en condiciones infrahumanas y también hay otra cifra que es explotada por bandas de trata de personas.Otto Rivera, secretario ejecutivo del Observatorio de los Derechos de la Niñez, dice que a partir de la pandemia decenas de menores pasaron a la vida laboral para sobrevivir.
En Guatemala, el trabajo infantil se concentra en el comercio, principalmente en el transporte público y mercados. En Quetzaltenango ha sido denunciado el reclutamiento de «niños picapiedra», quienes con una herramienta u otra piedra fabrican piedrín; sin embargo, Rivera dice que deben atacarse las causas.
Los niños trabajan porque viven en condiciones de pobreza, no tienen acceso a políticas sociales y el país carece de un sistema de protección de los derechos de este sector de la población.
Según estudio realizado por el Instituto Centroamericano de Estudios Fiscales, la inversión per cápita para cubrir los derechos de un niño en Guatemala cada día es de Q12.34, pero según estudio realizado por el Observatorio de los Derechos de la Niñez, en el caso de las niñas es de Q5.
Organizaciones de jóvenes trabajadores en el Caribe no hablan de erradicar el trabajo infantil, sino de la dignificación del trabajo adolescente.
El Estado debe atacar las causas estructurales y así prevenir el trabajo en niños hasta los 12 años, así como mejores condiciones laborales para menores de 18 y sus familias.