La Casa No´j fue escenario de esta adaptación de la obra de Mario Benedetti por la memoria histórica del país. “Pedro y el Capitán”, una presentación del grupo de teatro de la Asociación Cultural Metiendo el Caite con la coordinación de la Dirección del Sistema de Investigación del Centro Universitario de Occidente (Dicunoc).
La obra eriza la piel, hace llorar al público y a muchos los lleva a la reflexión de que el pasado nunca más se vuelva a repetir. Es un homenaje a la lucha inclaudicable por mantener la memoria de los héroes y mártires del pasado doloroso de Guatemala, indican los organizadores.
Se trata de un relato y diálogo entre un prisionero torturado y un capitán militar que no logra su cometido de buscar información, pero si tortura hasta la muerte a su víctima que ofrece un diálogo de resistencia y de no traicionar a los suyos.
El director de Dicunoc, René Juárez, agradece la presentación y exhorta a la juventud a mantener vida la memoria histórica del país, para que no se repitan estas atrocidades que se vivieron en el pasado.
Es una obra teatral que gira en torno al tenso diálogo entre la víctima y el verdugo, una auténtica batalla entre el torturador y el torturado.
Esta pieza fue escrita por Mario Benedetti, pero ahora se presenta con una adaptación al contexto nacional con base al conflicto interno en Guatemala que duró 36 años (1960-1996). La puesta en escena está a cargo de la Asociación Cultural Metiendo el Caite.
La trama se basa en una dramática indagación en la psicología del torturador, quien interroga a Pedro, un hombre que usa el silencio como un escudo y su negativa es su arma; elige la muerte en lugar de la traición, a morir como un vivo y no vivir como un muerto.
Esta adaptación guatemalteca se ubica en el tiempo y el espacio en los años 80, una de las décadas más violentas del conflicto armado interno.
La obra de teatro es un homenaje a la lucha inclaudicable e integridad de las víctimas de esa guerra: hombres y mujeres que se convirtieron en mártires. También es un aporte para mantener viva la voz de quienes ya no pueden hablar y no se borre la memoria histórica.