Ancestralmente, los pueblos originarios de Centroamérica utilizaban el amaranto. Brota de la tierra y sus nutrientes están hechos a la medida para favorecer el estado físico, mental y anímico de las personas.
Las semillas del amaranto se pueden comprar en los principales mercados de Quetzaltenango.
Tiene 13 por ciento de proteínas, más que el trigo, maíz y arroz, e incluye una proporción óptima de todos los aminoácidos esenciales para ser asimilados rápidamente.
El amaranto tiene más grasas que la avena y más hierro que las espinacas, pero también una buena porción de zinc y selenio, importantes para estimular el sistema inmunitario. Posee cantidades óptimas de vitamina A, B, C, B1, B2 y B3, así como de ácido fólico, calcio, hierro, lisina y fósforo.
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El bajo índice glucémico, sumado a los hidratos de carbono complejos y fibra vegetal alimentan directamente el cerebro, pero además suministra constante glucosa a las neuronas, siendo ideal para diabéticos.
La lista de nutrientes continúa, pero se resume en que es uno de los alimentos más completos: aumenta el rendimiento físico y mental, regula los niveles de colesterol que produce las bilis, es antioxidante, anticancerígeno, fortalece los huesos, protege la piel, próstata, el sistema circulatorio y los intestinos. Está totalmente libre de gluten y contiene el 59 por ciento de hidratos de carbono, favoreciendo su absorción.