Pareciera muy duro el título de este artículo, sin embargo, cuando lo ponemos en contexto con la realidad y sobre todo los funcionarios a quienes más adelante me referiré, queda muy corto y blando el título.
Qué es la mentira y quién no ha mentido. Bueno, hay una lista donde se define esta “maravillosa” palabra, el diccionario de la lengua española lo define como: Cosa que no es verdad, sin embargo, los especialistas en conducta humana nos indican que hay varias “clases de mentiras”, incluso, es una forma de comunicarnos, pero una forma falsa de comunicación. De tal suerte que, incluso algunos llaman mentiras piadosas, blancas, excusas, manipuladoras, simular, etc., sin percatarnos que, cuando tarde o temprano se descubre la verdad, por “pequeñas” que sean las mentiras, solemos perder grandes personas.
Tenemos ya varios años de soportar las mentiras de las personas que se convierten en funcionarios de Gobierno, es casi “normal” para los políticos mentir, obviamente esas mentiras jamás han sido piadosas, sino, manipuladoras. Quién no ha escuchado varias veces a los políticos decir, en esta comunidad vamos a construir un puente para el desarrollo del país, sin embargo, en dicha comunidad no hay río.
No quisiera mencionar de nuevo a este señor —ya lo dije en una ocasión, no merece ser tratado como presidente—, pero debo hacerlo, todos los que votamos por él fuimos embaucados, manipulados con el eslogan «Ni corrupto ni ladrón»: Tremenda mentira, los hechos lo desmienten categóricamente. Donaré el 50 % de mi salario, otra mentira; al contrario, recibió del Ejército Q 50,000 mensuales durante varios meses y quién sabe qué más prebendas, sin fundamento presupuestario. Recibió millones de quetzales de financiamiento electoral ilícito de las personas y/o empresas que siempre han saqueado el erario público. Se resiste a toda costa a divulgar el costo y las empresas y/o personas que financiaron su viaje a Israel, sin embargo, hace alusión a la frase Dios bendiga a Israel. Como todo un fariseo.
El ministro de Medio Ambiente, Alfonso Alonzo, otro mentiroso de gran calibre, sabiendo que está bajo juramento de ley, le miente al Congreso de la República —aunque a decir verdad, no sé qué calificativo darle al mentiroso que le está mintiendo a otros 158 mentirosos—. Alfonso Alonzo, juró y perjuró que el día que fue a emitir su sufragio por el caso de Belice, andaba en el “espacio aéreo” realizando inspecciones a inmediaciones de Sierra de las Minas, cuando decidió ir a su tierra natal —Santiago Sacatepéquez— a emitir su voto. De la ciudad capital a Santiago Sacatepéquez hay más o menos 28 kilómetros, y en vehículo se llega en 30 minutos, distancia y tiempo que el señor ministro no quiso hacer, por el bien de su comodidad, pero, derrochando los pocos centavos que la SAT le cobra al sufrido y maltratado contribuyente.
La mentira brilla en tanto la verdad llega. El piloto del helicóptero desnudó completamente a este ministro mentiroso, que al fin del día, pidió disculpas a la población guatemalteca. ¿Ciudadano de a pie, acepta la disculpa de este señor que quiso verle la cara? Le recuerdo que el viajecito en helicóptero le costó al contribuyente más de 10,000 quetzales.
Otro de los funcionarios que dice mentiras del tamaño del edificio de Finanzas Públicas es ni más ni menos que el vocero presidencial Heinz Heimann. Hace unos días se atrevió a decir que los gastos de la comitiva que iba a Israel por el traslado de la embajada de nuestro país los iba a costear el Estado de Israel, pero unas horas después la embajada israelí desmintió tal afirmación. En fin, la mentira ha prevalecido durante años como forma de comunicación de los políticos hacia la población, sin embargo, esa forma de comunicación ha sido dañina, falsa, manipuladora; en consecuencia, debemos exigir más cordura y seriedad a los funcionarios, que dicho sea de paso, están ahí para servir y no para servirse del pueblo.
Contador público y auditor, docente universitario y ex alcalde comunitario.