El próximo domingo se estará llevando a cabo la consulta popular para resolver el caso histórico de la franja de adyacencia entre el país «soberano» Guatemala y el país también «soberano” Belice. Es prudente decir, que si bien se consideran soberanos, ninguno es independiente. Guatemala responde a los intereses norteamericanos y Belice a los ingleses.
Este hecho publicitado por el señor presidente Jimmy Morales tiene diversas lecturas o interpretaciones. La primera, desde un ámbito coloquial, es, «si el presidente está promoviendo el ‘SÍ’, hay que desconfiar, no votar o votar por el «NO»; mismo hecho provoca la publicación del Cacif en diversos medios, invitando a votar por el «SÍ». Este momento de desconfianza generalizada de los ciudadanos a dos instancias, una pública y otra privada, da esperanza de que existe una ciudadanía más critica y observadora.
¿Qué gana el Cacif con el SÍ? Considerando que según expertos en materia de derecho internacional, y casos de esta disciplina, Guatemala tiene argumentos legales suficientes para recuperar más o menos 10,000 kilómetros cuadrados. En este espacio de territorio existen yacimientos de petróleo, islas, bosques, playas y recursos de una diversidad natural impresionantes. Los empresarios ya iniciaron su inversión, y no faltara aquel que ya depositó su cuota para obtener licencias de explotación en esa área. Por tanto, quizá valga la pena, pensando en el planeta, que la tierra quede a Belice, ellos sí cuidan sus bosques.
Una segunda interpretación va por la línea política de salvamento al actual gobierno, considerado por una gran mayoría de la población como el peor de la historia en la vida independiente del país. No se ha hecho nada en favor del país y ahora con este referendo el informe de gobierno en 2019 tendrá algo de que sentirse orgulloso.
La tercera lectura ciudadana sobre el referendo hace hincapié en considerar el evento como una cortina de humo. El gobierno central, el Congreso y algunos aliados en el sector justicia, preparan en la semana próxima un golpe para destruir lo poco que se ha logrado en los avances en contra de los grupos paralelos a lo interno del Estado, quienes han propiciado la corrupción. Este grupo defensor de los corruptos está liderado por el presidente Jimmy Morales, el alcalde capitalino Álvaro Arzú, el presidente del Congreso Álvaro Arzú hijo. Aprovechar el ejercicio democrático, para que a nivel nacional e internacional se divulgue una noticia buena, originada en el actual gobierno, en tanto, los otros temas, como la elección del fiscal general que gobernará en el Ministerio Público, las reformas al Código Penal, específicamente en lo tipificado como financiamiento electoral ilícito y la petición del retiro de Ivan Velásquez del territorio nacional, son los puntos claros que motivan este distractor.
El despilfarro de los recursos financieros del Estado es un tema que tiene molesta a la población. Q 300 millones pudieron salvar la vida de por lo menos 300,000 niños que hoy viven en extrema pobreza. O bien aprovechar la consulta popular para preguntar a la población si desea la renuncia del presidente y la de los diputados, se hubiera considerado un excelente uso de los recursos. Si este último hubiera sido el caso, estoy seguro que habría una fiesta democrática en el país.
El nivel de conflictividad por la instalación de minas en comunidades sin realizar consultas, también hace que se cuestione la del domingo, en virtud de que este problema está afectando seriamente la vida y la naturaleza del territorio. ¿Por qué no se consulta al pueblo guatemalteco su acuerdo o desacuerdo con la minería? En este tema nadie se pone de acuerdo, y eso que es entre guatemaltecos, suena extraño entonces que estemos de acuerdo con la recuperación de la franja territorial adyacente con Belice.
La decisión del domingo, ganando el “SÍ”, no es definitiva. Belice debe hacer un proceso igual, y ganando el “SÍ”, ambos países ponen en manos de una corte internacional la solución final del conflicto, esto llevará por lo menos 10 años.
A pesar de todo esto, creo prudente ir a votar. Ya sea que esté de acuerdo o no, tiene ambas opciones. Pero al hacerlo, es importante considerar que Belice no es, nunca fue y no será de Guatemala, y es urgente definir las fronteras. Además, los beliceños seguramente no quieren un presidente como el nuestro. Desde mi particular punto de vista, partiendo de la libre determinación de los pueblos, debieran de ser los habitantes del territorio en disputa quienes decidan si son de aquí o son de allá.
Profesor universitario, académico, profesional de las Ciencias Económicas.