Los últimos días Guatemala sufrió uno de los peores atropellos a su institucionalidad y democracia de parte de quienes tienen cooptado el Estado. Estuvimos a un pasito de sufrir un “rompimiento constitucional”.
Según el abogado constitucionalista Alexander Aizenstadtd, un golpe de Estado técnico es “la remoción de un gobernante legítimo a través de acciones disfrazadas de legalidad, con resoluciones supuestamente conforme a la ley, pero que son contrarias a disposiciones constitucionales y aspectos de democracia esenciales”. Y agrega que lo pasó el miércoles 12 de julio fue un “rompimiento del orden constitucional, un irrespeto a las funciones constitucionales delegadas en el TSE, un abuso de los procesos judiciales ordinarios que afectan las decisiones legítimas de los electores, manifestadas en la primera vuelta electoral”, (Ortíz, 2023).
En este intento de romper el orden constitucional en pleno proceso electoral quedarán grabados los nombres del juez Freddy Orellana y el fiscal Rafael Curruchiche. Ellos y quienes están detrás (que son muchos), saben en conciencia, que actuaron por encima de la ley Electoral y de Partidos Políticos la cual afirma en el artículo 92 último párrafo: “no podrá suspenderse un partido después de la convocatoria a una elección y hasta que ésta se haya celebrado”.
Es evidente el abuso de poder, porque les importó un pepino lo que dice la ley y actuaron según sus intereses. Esta intentona de romper con el orden constitucional, es una expresión de la gigantesca mafia de la corrupción. Imagínense ustedes llegar al Registro de Ciudadanos con gorros pasamontañas y bien armados, como si se tratara de una requisa en una cárcel. Definitivamente lo que querían era intimidar al registrador y a su equipo de trabajo, para que cumplieran con aquel juez que no parece juez.
Es de resaltar la valentía del director del Registro de Ciudadanos, Ramiro Jordán, quien reafirmó la participación del Movimiento Semilla para la segunda vuelta electoral. El día miércoles también ya lo había confirmado el Tribunal Supremo Electoral. Ojalá el TSE y el Registro de Ciudadanos sigan como han actuado durante los últimos días. Porque si ellos no hubieran actuado apegados a la ley, el rompimiento constitucional hubiera sido una realidad, y hoy que usted está leyendo estas ideas, otro gallo cantara.
Lo acontecido estos días en Guatemala es una muestra de que cuando se quiere se puede. Todos nos unimos en una sola voz: se debe respetar la decisión del pueblo y se debe defender la institucionalidad del país. Se pronunció la Embajada de Estados Unidos, la Conferencia Episcopal de Guatemala, entidades empresariales y gremiales, universidades, abogados constitucionalistas, profesionales y ciudadanos en general. Todos nos pronunciamos en contra de este asalto a la democracia del país. Y gracias a Dios esta presión social incidió para que la Corte de Constitucionalidad otorgara un amparo provisional a favor del Movimiento Semilla. Yo espero que este amparo provisional, pronto pueda ser definitivo, para darle un respiro constitucional a la ya frágil democracia de nuestro país.
En fin, han sido días tensos para los guatemaltecos. Tenemos que estar vigilantes de los próximos pasos del pacto de corruptos. Como un ciudadano común y corriente y sin ser periodista ni conocedor de leyes ni analista político, estoy convencido que hay un grupo de corruptos interesado en seguir saqueando como buitres al país. Esto que ha pasado en Guatemala es inaudito.
Agradezco el gesto de Mons. Gonzalo de Villa, quien tuvo el valor de ir al Ministerio Público a dialogar con los representantes de la corrupción en Guatemala. Los sacerdotes como voceros de Cristo en la tierra, tenemos que alzar la voz y denunciar aquellas acciones ilegales e inmorales de quienes tienen en sus manos el ejercicio del poder.
Dios es el motor principal de mi vida, me gustan los retos. Soy amigo de la verdad y enemigo de la hipocresía.