El mundo cristiano y especialmente la iglesia católica y apostólica -católica, porque es universal y apostólica porque está fundada sobre la sucesión de los apóstoles-, en estos momentos y días, está en plena cuaresma para luego arribar a la semana mayor o semana santa. No quiero pecar de teólogo ni muchos menos, pero, es interesante leer y así conocer -aunque a grandes rasgos- el significado de las cosas que hacen o llevan a cabo los feligreses de la iglesia católica.
Debemos entender y comprender que, la cuaresma es un período de preparación, purificación, reflexión y conversión espiritual. He puesto en negrilla y subrayado la palabra conversión, porque a mi juicio, ese es el punto de partida para tener un cambio de actitud y lograr una convivencia solidaria, pacífica y de compartimiento mutuo, sin importar si profesamos la misma religión.
Regreso al tema de la cuaresma, como, casi todas las palabras, proviene del latín quadragesima significa “cuadragésimo día”, esto, en referencia al período que abarca antes de la pascua, es decir, desde el miércoles de ceniza hasta la víspera del Domingo de Pascua o de Resurrección. También tiene relación con los cuarenta días de ayuno y oración sostenida por el Maestro Jesús en el desierto, como todos sabemos, fue un acto de preparación para iniciar su ministerio de redentor. La celebración de estas actividades tiene sus orígenes alrededor del año 350 d. de C., lo que me llama la atención y me atrevo a decir que, durante los últimos 100 años, no se había suspendido por dos años consecutivos, la celebración de la cuaresma y semana santa en todo el mundo; la primera y segunda guerra mundial, los desastres naturales, guerras civiles, etc., no fueron capaces de suspender al mismo tiempo, estas actividades, pero, CORONAVIRUS o COVID 19, sí lo hizo, y lo hizo por dos años consecutivos. Por eso, hoy por hoy, estamos viviendo una cuaresma y en pocos días viviremos una semana mayor o santa, muy especial.
La época debe ser propicia para que todos, católicos, evangélicos, anglicanos, metodistas, adventistas, espiritistas, etc., entremos a una reflexión profunda sobre nuestro comportamiento individual en concordancia con lo social, ya es hora que, dejemos de arrepentirnos constantemente o darnos golpes de pecho por nuestros actos malos -pasarse el semáforo en rojo, llegar tarde al trabajo, sobornar y aceptar sobornos, realizar con ineficiencia e ineficacia nuestras actividades laborales, etc.-, la cosa no es solo arrepentimiento, la verdadera acción que nos conducirá a tomar nuevos derroteros, será la CONVERSIÓN. Reitero, no pasa nada, si solo nos quedamos en el arrepentimiento, sin completar el ciclo, es decir, CONVERTIRNOS, como ciudadanos, nos urge -para ayer-, dar ese paso, dejar de hacer lo que tanto daño nos ha causado como comunidad, pueblo o país.
Está bien, admiro, felicito y aplaudo todas las formas o maneras en que el religioso se involucra para no perder la costumbre, cultura, tradición, fe y fervor religioso cuando participa en la elaboración de alfombras, procesiones, etc., pero, todo esto debe reflejarse perennemente en todas las facetas de nuestra vida. Indudablemente los buenos somos más, o los que estamos luchando día a día en convertirnos, somos más, pero, es tanta la maldad, la zozobra, la iniquidad, la mezquindad que, casi no vemos las acciones buenas de los ciudadanos buenos.
Estoy totalmente de acuerdo que la economía debe reactivarse, pero, la semana mayor o santa del año 2022, debe ser distinta, diferente, es decir, evitar aglomeraciones, parrandas, etc., porque COVID 19 y sus variantes están ahí, y el sistema de salud del gobierno no ha cambiado casi para nada, es decir, no hay suficientes insumos médicos y si usted se contagia y no se ha vacunado, la probabilidad de enfermarse severamente, son muy altas.
La semana santa 2022, es tiempo para meditar, reflexionar, arrepentimiento y CONVERSIÓN, así y solo así, lograremos una GUATEMALA mejor.
Contador público y auditor, docente universitario y ex alcalde comunitario.