En los últimos días quedo evidenciado el poco o nulo interés de la autoridades municipales de la ciudad de Quetzaltenango, en discutir un plan de desarrollo, en el que nos veamos identificados todos los que cohabitamos el territorio, con apego a nuestra forma de vida, cultura, relaciones sociales y antropológicas.
Tampoco existe interés por resolver los grandes problemas del municipio. Invertir en el área rural no es prioridad para el gobierno municipal. Su objetivo es engañar a la población con calles y puentes en el sector comercial.
No se analizan los grandes niveles de desigualdad, la pobreza y ausencia de servicios básicos en sectores como el Valle de Palajunoj, y no es este el único. ¿Cómo es posible qué, a unos pocos kilómetros del centro de la ciudad, aún existan familias sin acceso al agua potable, sin drenajes?
Sin lo básico imagínense, la vida de nuestros vecinos quetzaltecos, ¿acaso existen dos o tres categorías de vecinos en la ciudad?, para que el Alcalde y su Concejo Municipal invierta según el estatus del ciudadano.
El Estado guatemalteco, según la Constitución Política de la Republica de Guatemala, se organiza para garantizar el BIEN COMUN de sus ciudadanos. Entonces, ¿por qué negar a los vecinos del Valle una vida digna?
Las autoridades municipales se rasgan las vestiduras por la defensa de la población aduciendo que el problema de la basura causara pandemias, pero no existe un plan de atención a las enfermedades de miles de quetzaltecos que viven alrededor del botadero municipal. No existe una propuesta real para manejar los desechos solidos, los componentes tecnológicos (de computadoras, celulares, aparatos eléctricos), el plástico. Nada, no hay propuesta de las autoridades municipales.
Estos y otros males quedaron al descubierto el día miércoles, sobre todo la falta de compromiso por un dialogo sin presiones. Ante la convocatoria del gobernador se hizo evidente el irrespeto del Concejo Municipal a la autoridad del Departamento. Se presento el gerente municipal para decir que el Concejo ya determino y no hay marcha atrás. Esa actitud jamás debe ser considerada democrática. Ellos aducen que los señores del Valle de Palajunoj deben deponer la manifestación, estando ellos en todo su derecho constitucional. Y ¿por qué no depone las medidas de hecho la Municipalidad?, o la imposición del POT no es una medida represiva y coercitiva. Para asistir a una mesa de diálogo independiente, madura responsable y objetiva, ambos deponen sus medidas de hecho. La Municipalidad suspende el Plan de Ordenamiento Territorial y las autoridades del Valle de Palajunoj dejan la manifestación.
Una vez depuestas dichas medidas, un ente independiente debe moderar el diálogo, puede ser la Procuraduría de los Derechos Humanos, iniciar la convocatoria a todos los sectores, léase bien, todos, sin excepción alguna, bajo una metodología, previamente establecida, colocando sobre la mesa un diagnostico del municipio y una proyección a cincuenta años.
Es un gran reto el que tenemos en la ciudad de Quetzaltenango. Es momento de aprender a dialogar, escuchar a todos y respetar todas las opiniones, para construir nuestra ciudad de cara al futuro, pero respetando el pasado.
Profesor universitario, académico, profesional de las Ciencias Económicas.