Antes de la pandemia la población guatemalteca ya sufría de los embates del alto costo de vida. El salario mínimo ha sido cuestionado por muchos empresarios, y eso que no cubre la canasta básica alimentaria. Esta canasta contiene 34 productos y cuantifica los gramos sugeridos para un hogar de 4.77 integrantes, ¿por qué 4.77? acaso hay medios integrantes, o tres cuartos de integrantes, son de esas cifras que los especialistas explican muy bien, pero para el ciudadano común, dicha explicación no sirve para nada.
El caso es que para el mes de julio del presente año, la canasta básica, referida específicamente para alimentos ascendió a Q3 mil 003.32; Q178 por arriba del salario mínimo en actividades agrícolas y no agrícolas, sin embargo sí la persona está laborando en una maquila la diferencia es de Q421. Esta situación pone en riesgo la estabilidad de las familias. Primero porque no hay trabajo, y si lo hay, el pago está por debajo del monto mínimo establecido. Segundo, solo se refiere al pago de la alimentación, esto quiere decir que el pago de arrendamiento, salud, educación, transporte y vestuario no están incluidos.
El monto de la canasta ampliada llego a Q6 mil 934.47, equivalente a 2.5 salarios mínimos. En una familia de 4.77 integrantes, 2.5 de ellos deben salir a trabajar, eso sí, deben contar con mucha suerte para obtener ese anhelado trabajo. O bien un integrante emplearse a cinco tiempos parciales de 4 horas cada uno, un total de 20 horas al día. Este dato explica, en parte, las razones de la migración al país de tío Sam.
En territorio nacional es imposible que un trabajador obtenga 2.5 trabajos, por ello migra. Deja a su familia con la esperanza de ir a entregar su fuerza laboral a empresas estadounidenses. El salario que normalmente devengan es de $10 dólares la hora, trabajando 12 horas diarias, de lunes a viernes obtienen una remuneración de $600 dólares, equivalentes a Q4 mil 500; el primer mes obtiene Q18 mil. Por supuesto que debe pagar sus gastos también en dólares, sin embargo envía a sus familiares, por lo menos, el 50%, aproximadamente Q9 mil, este monto, para devengarlo en territorio nacional, se debe trabajar un poco más de tres meses.
Si el gobierno y la sociedad guatemalteca desean evitar la migración, situación que veo imposible, deben enfocar sus esfuerzos en dos aspectos importantes, uno crear nuevos empleos, y dos incrementar en un 100% el monto del salario mínimo.
Pero hay otras opciones, como la de reducir el costo alto de los bienes que conforman la canasta básica y la ampliada, esto significaría castigar el bolsillo de los grandes empresarios, por lo que también se ve como algo imposible.
El incremento en el precio del gas propano, en los combustibles, los huevos, la energía eléctrica, entre otros, representan una de las fallas más grandes del modelo económico vigente en Guatemala. Se llama monopolio, a esto se suma el proteccionismo del Estado a estas y otros empresas.
Es ridículo escuchar a muchos decir que debemos defender nuestra soberanía, ¿cuál soberanía?, cuidar nuestra libertad, ¿cuál libertad?, el guatemalteco no puede comprar en los supermercados de la frontera con México, porque al pasar por la aduana le aplican el módico 12% de impuestos, un castigo por no consumir localmente, esto si bien le va, porque lo peor es que lo acusen de contrabando, le quiten sus alimentos, y la correspondiente mordida.
Si analizamos el precio de los medicamentos, la situación se vuelve dramática. Una medicina cuyo costo en el país es de Q500.00 en territorio mexicano se obtiene en Q100, cinco veces menos. En la mayoría de casos la misma marca.
Hay mucho que reformar en este Estado fallido, no solo es de cambiar gobiernos, habrá que reformular pensamientos, actitudes y sentimientos, y así, construir modelos con equidad y respeto a la vida.
Profesor universitario, académico, profesional de las Ciencias Económicas.