Es de conocimiento general que, el objetivo primordial del Censo de Población y de Vivienda, es proporcionar al gobierno información demográfica y socioeconómica precisa y oportuna para la formulación, ejecución y evaluación de las políticas públicas y los programas de desarrollo social de los habitantes de un país.
De esa cuenta, la historia registra como primer censo en Europa, el que realizó el Conde de Aranda en 1768, el objetivo era conocer la verdadera población de esa monarquía y así promover ideas útiles al estado, según los sexos y las edades, el Conde encomendó dicho trabajo a los obispos.
En el caso de Guatemala, según registros históricos se sabe que en 1825 se realizó el primer censo y después de 55 años, se llevó a cabo el segundo censo de población. La última vez que se realizó un censo de población y de habitación fue en 2002, en ese entonces, los habitantes de éste país éramos 11 millones 237 mil 196, también registra la historia que en 1973 éramos 5 millones 160 mil 221, o sea, en un intervalo de tiempo de 29 años, la población aumentó 6 millones 76 mil 975 guatemaltecos, es decir un 118 %.
Sin duda, el Instituto Nacional de Estadística tomando como referencia estos datos y otros colaterales, proyectó que la población en el año 2015 era de 16 millones 176 mil 34 personas, de éstas el 48.85% correspondían a hombres y el 51.15 % mujeres. Como siempre, los políticos ni lerdos ni perezosos aprovecharon estas proyecciones y en uno de los artículos que reformaron de la Ley Electoral y de Partidos Políticos, aumentaron el número de diputados al Congreso de la República, de esa cuenta el próximo año tendremos un diputado más en el hemiciclo parlamentario.
Como todos sabemos, el año pasado -2018- fuimos censados, contados o como usted quiera llamarlo, y precisamente hace tres días –martes 17-, el INE dio a conocer los resultados del Censo de Población y de Habitación, que por cierto, el presidente de la otra Guatemala –Jimmy Morales- da brincos de alegría porque, según él, es otro de los grandes legados que dejará al país.
Oh que gran sorpresa, ahora resulta que no somos los 16 ni 17 o incluso 20 millones que los especialistas proyectaron en su oportunidad, no, no somos muchos, somos 14 millones 901 mil 286 personas, de éstas el 48.5% somos hombres y el 51.5% mujeres. Fallaron las proyecciones de los especialistas, o sea, somos menos.
Es interesante el cúmulo de datos que nos proporciona el INE respecto a este CENSO, es obligación de todo ciudadano tomarse la molestia de leerlo y analizarlo, ya que de esos datos, va a depender la distribución de los recursos económicos para los distintos proyectos socioeconómicos que tanto urgen en nuestro país. Es preciso que los integrantes de los COCODES, COMUDES y CODEDES se pongan manos a la obra para realizar su presupuesto de los proyectos de desarrollo de sus respectivas localidades, obviamente, ya tienen el instrumento que tanto hacía falta para la distribución correcta, ecuánime y justa del Presupuesto General de Egresos.
Otra cosa, es urgente analizar el número de habitantes por cada distrito electoral, porque al parecer nos van a sobrar diputados y esto, sí que es buena noticia. Si hay menos habitantes, es obvio que, necesitamos menos diputados que “nos representen” en el Congreso, digo, si ellos –los políticos- aprovecharon una proyección para aumentase en el congreso, nosotros los que les pagamos sus caprichos –salarios elevados, teléfono, viajes, seguros de vida, etc.- en base a datos oficiales –Censo 2018-, exigiremos que sean menos los diputados.
Contador público y auditor, docente universitario y ex alcalde comunitario.