Durante el presente ciclo escolar ¿Cuál fue el nivel de apoyo que brindaron los padres de familia a sus hijos? Los docentes ¿Prepararon consciente sus clases? y ¿Los estudiantes dieron lo mejor de sí?
El éxito o fracaso, la calidad o deficiente preparación académica de los estudiantes, en mucho, repercute el apoyo que los padres de familia brindan a sus hijos. Los padres de familia deben velar porque los niños o adolescentes se alimenten de manera nutritiva y balanceada, al respecto, los nutricionistas señalan: Lo que comes eres. Por lo mismo, es recomendable desarrollar en los hijos el hábito de comer durante los tres tiempos, desayuno, almuerzo y cena. No obstante, los nutricionistas recomiendan cinco comidas durante el día. Si los niños o adolescentes refaccionan, se recomienda llevar la refacción y ésta debe ser nutritiva y balanceada. Otra de las responsabilidades de los padres de familia es dar seguimiento al aprendizaje de los hijos, pero, lo primordial es que los hijos adquieran el hábito de la lectura. Cuando hayan adquirido el hábito de la lectura, con el paso de los años, ya no será necesario un acompañamiento fuerte.
El caso de los docentes, también, es de vital importancia, aquí, es oportuno recordar que el máximo esfuerzo de los docentes, es que todos los estudiantes aprueben el grado. Algunos comentarán ¿Eso no es posible? Si es posible, en mí caso, al inicio de las clases en la Licenciatura o en la Maestría, explico a los estudiantes que tengo tres propósitos fundamentales: Que los estudiantes aprendan, que se transformen y, como corolario, aprobar el semestre. Para lograr estos propósitos debo planificar bien el curso, leer lo suficiente sobre los contenidos de cada clase, preparar conscientemente cada una de las clases, elaborar de la mejor manera los laboratorios que realizarán los estudiantes en clase o fuera de la clase. Calificar con equidad y oportuno los trabajos. Pero, algo fundamental es que el estudiante tenga claridad sobre la forma en que se desarrollará el curso y que se sienta apreciado por el docente. Por lo anterior, el docente debe tener presente lo señalado por Maruja Torres: “El buen maestro hace que el mal estudiante se convierta en bueno y el buen estudiante en superior.”
Los dos agentes educadores, -padres de familia y docentes-, si se han apoyado mutuamente, habrán logrado desarrollar en los estudiantes hábitos de estudio. No obstante, el estudiante debe dar lo mejor de sí. Debe comprender que la alimentación es fundamental para su desarrollo integral, por lo tanto, debe poner de su parte alimentarse bien. En muchos hogares, los padres de familia se esmeran por mantener alimentos sobre la mesa, pero, los hijos no comen. También, deben desarrollar los hábitos de estudio y ponerlos en práctica. Asimismo, comprender que estudiar es similar a un trabajo que implica sacrificio, perseverancia, pasión, formación constante, disciplina entre otros valores. Entonces, si los padres de familia, docentes y estudiantes, realizaron de la mejor manera sus funciones, obvio, el estudiante aprobará el grado inmediato superior y como corolario se estará formando como un excelente ciudadano.