HISTORIA DE QUETZALTENANGO
Si recorremos Guatemala nos encontraremos con un sinnúmero de realidades que se contraponen dando como resultado un amplio abanico cultural en el que conviven tradiciones, cultura y pensamientos muy variados. Esta riqueza por la que se nos reconoce en todo el mundo es el resultado del sincretismo cultural que se dio durante el periodo de dominación española. Las culturas que se habían asentado por largo tiempo en las tierras que hoy conforman nuestro país mantuvieron importantes rasgos culturales pese a la llegada de los peninsulares a estas tierras.
Los diferentes pueblos que los conquistadores encontraron al llegar mantenían cierto pasado común, sin embargo, entre ellos no había una concepción de unidad, tal como nos lo presentan en algunos textos. Por el contrario, entre aquellas etnias había grandes rivalidades, muestra de ello es la colonización que los K’iche’s llevaron a cabo en la zona que hoy ocupa buena parta de la Región VI (Quetzaltenango, San Marcos, Totonicapán, Sololá, Retalhuleu y Suchitepéquez). Además, explorando la historia que los diferentes documentos de la época de la conquista nos muestran, notaremos que las divisiones existentes en Mesoamérica (región cultural comprendida entre México y Nicoya) facilitaron la dominación, ya que los pobladores veían en los conquistadores aliados para atacar a sus rivales.
Mucho de lo que hoy nos identifica como guatemaltecos se encuentra basado en historias y costumbres que heredamos de aquellos pueblos que nos antecedieron. Esto no sería posible sin las leyes de protección a los súbditos americanos de Castilla que se proclamaban en la península, o sin los religiosos que trabajaron por la conservación de las lenguas y relatos de los que hoy nos enorgullecemos.
Para crear una identidad nacional realmente fuerte debemos conciliar todos los componentes de nuestro pasado y reconocer sus fortalezas y debilidades. Reconocer nuestro pasado exige la voluntad de hallar la verdad y para eso deberemos olvidarnos de las simplificaciones y generalizaciones que se nos ofrecen a diario. Entrar a juzgar nuestro pasado nos contribuirá en poco, pero conocerlo y apreciarlo nos hará más unidos, más hermanos, más nación.