Y nosotros, ¿qué le ofrecemos al Niño?
El cien por ciento de la humanidad tiene conocimiento del nacimiento de Jesús, sin embargo, no todas las religiones, coinciden con el año, mes y día de su nacimiento, pero, en lo que sí coinciden es que, en aquella época, nació una persona que revolucionó al mundo tanto en lo religioso como en lo político, con grandes dotes, carácter fuerte y blando al mismo tiempo, predicaba con el ejemplo, estaba harto de la concupiscencia, de la hipocresía religiosa y de la falsa moral, de estos pasajes de su vida terrenal, hay testimonios escritos y clasificados en las sagradas escrituras –biblia- por espacio y tiempo, citaré dos ejemplo: “Ni yo te condeno, vete y no peques más” Juan Capítulo 8, versículos 10-11; “!Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque sois semejantes a sepulcros blanqueados, que por fuera, a la verdad, se muestran hermosos, más por dentro están llenos de huesos de muertos y de toda inmundicia. 28 Así también vosotros por fuera, a la verdad, os mostráis justos a los hombres, pero por dentro estáis llenos de hipocresía e iniquidad.” Mateo Capítulo 23, versículos 27-28.
Así resumo lo que iba hacer -ya adulto-, ese niño que incluso cientos de años atrás, lo anunciaba otro gran personaje bíblico llamado Isaías. Según el relato bíblico, Isaías indicó que se nombre debía ser, Admirable, Consejero, Dios fuerte, Padre eterno, Príncipe de Paz, con estos atributos, era obvio que su nacimiento iba a causar escozor dentro de los distintos estratos y clases sociales de su época, sobre todo, la parentela de los fariseos, escribas y políticos, fue tanto el miedo de los corruptos, que Herodes El Grande, salió a buscarlo para matarlo, pero, nunca lo logró
Siempre tomando como referencia lo que relata la Biblia, resulta que, al niño le visitaron unos magos –Evangelio de Mateo, capítulo 2:1-10 y le llevaron regalos, -en ese sentido, la Biblia sí menciona tres cosas-: Oro, Incienso y Mirra. Por supuesto, cada objeto que los magos le entregaron, tiene una particularidad, una simbología qué a lo largo de los años de vida de Jesús, fueron cumpliéndose paso a paso.
Mientras tanto, en este lado del mundo y en nuestros tiempos, que necesitamos para poder darle un regalo al niño Dios. Primero, lo primero, el niño Dios, debe nacer en cada corazón, en cada vida, en cada ser humano que habita este hermoso globo terráqueo, si no nace en nosotros, no hay nada que celebrar, por favor, no estoy publicitando ninguna religión en particular, estoy diciendo que, los atributos y carácter de ese niño Dios, nazcan en nosotros y de esa manera revolucionar no solo Bethlehem de Judea, sino cada Paraje, Caserío, Cantón, Aldea, Pueblo Nación. Así tendremos el “pretexto” de darnos regalos porque, el niño Dios, se vería reflejado en cada una de nuestras acciones de nuestro diario vivir. Acá no se trata de dogmas, religiones ni nada por el estilo, lo que cuenta es simple y sencillamente, ser honestos, responsables y respetuosos, no lo digo yo, lo refiere otro hombre de grandes kilates –Miqueas- nacido en una pequeña aldea cerca de Jerusalen, era considerado un profeta, escribió parte de la Biblia, en el libro que lleva su nombre el capítulo 6 versículo 8, dice lo siguiente: “Oh hombre, él te ha declarado lo que es bueno, y qué pide Jehová de ti: solamente hacer justicia, y amar misericordia, y humillarte ante tu Dios.” Reitero, no nos enfrasquemos en dogmas, en vanas liturgias y en penitencias sin sentido; mejor seamos justos, misericordiosos y reconozcamos que sin Dios o Ser Supremo no somos absolutamente nada. Recordemos, estamos hechos a imagen y semejanza de Dios, entonces, cuando veamos a nuestro vecino, estamos viendo a Dios, entonces, en ese instante, regalemos Oro (reconocimiento del Rey de reyes), Incienso (oración al ser supremo) y Mirra (reconocimiento de la muerte de Jesús, para darnos vida).
Arnoldo Soch Tzul
Contador Público y Auditor, asesor financiero y fiscal de pequeñas y microempresas, exalcalde comunitario, auditor social desde hace más de 25 años.
Feliz día de Pascua
Feliz día de PascuaFeliz día de PascuaHa imaginado usted la condición de aquella multitud de personas que dudaron de la Divinidad de Jesús y del Plan de Salvación que vino a cumplir, seguramente al siguiente día de su muerte deben haber estado muy arrepentidos y consternados por su falta de Fe, el problema es que después de muchos siglos después muchas personas aún siguen dudando de su existencia y del bendito plan de Salvación; la buena nueva es que Jesús sigue llamando a la puerta del corazón del ser humano y el amor que Dios tiene para el mundo sigue vigente hasta el día de hoy, las Sagradas Escrituras claramente dicen: que si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad, lo que significa que confesar a Jesús como nuestro salvador debe ser una actividad constante y diaria y un ejercicio que todos debemos realizar; porque por más esfuerzo humano que se haga, no hay penitencia, ni servicio a Dios o tributo alguno que logre aumentar el amor de Dios hacia la humanidad o santificar a la persona, simplemente es su GRACIA divina derramada por amor en la cruz.
Este día todos los cristianos celebramos la resurrección, es un día de fiesta en el que conmemoramos que Jesús venció a la muerte y que por él y a través de él ahora nosotros gozamos de vida eterna.
Así que con toda humildad y reconociendo que voluntaria o involuntariamente en ciertas oportunidades negamos la existencia de nuestro salvador, somos salvos por Fe y por su amor.
Feliz día de Pascua, vivamos imitando la obediencia de Jesús pese al dolor, caminemos en amor y sin condenación, recordando que, pese a cualquier circunstancia, en él todo tiene sentido y para los que le aman todo obra para bien.

Silvia Morales Paniagua
Docente de nivel primario y básico con Especialidad en Ciencias Naturales. Licenciada en Administración Educativa y Magíster en Educación Superior.
¡Felices pascuas de resurrección!
Como si nada, ya se fue la Semana Santa y con ella el descanso más largo del año. Se espera que estos días nos hayan servido para cargar las baterías, de tal manera que iniciemos con pie derecho nuestras actividades ordinarias este Lunes de Pascua. No es nada fácil iniciar una semana, luego de varios días de descanso, pero, hay que hacer el esfuerzo de tener una mente positiva, para enfrentar los desafíos de la vida.
Durante esta última semana estuvimos meditando sobre la pasión y muerte de Jesucristo. Pero el sentido de esta pasión y muerte es que Jesús resucita, y resucita hoy. Él ha vencido a la muerte, y está vivo y vive entre nosotros: “lo mataron colgándolo de la cruz, pero Dios lo resucitó al tercer día y concedió verlo, no a todo el pueblo, sino únicamente a los testigos que él había escogido: a nosotros, que hemos comido y bebido con él después de que resucitó de entre los muertos”, (Hc 10, 34. 37-43). Jesús resucita hoy y se queda entre nosotros a través de su Palabra y de los sacramentos.
Estamos en tiempo de Pascua. Jesús ha dado ese paso de la muerte a la vida, de la esclavitud a la libertad. Y con él se espera que también nosotros hayamos dado ese paso de la muerte a la vida. Creo que lo más importante es generar cambios en nuestra vida, y cuando se generan cambios, es porque nuestra vida ha resucitado.
Haga un listado de todo aquello que debería de darle muerte en su vida: la ansiedad, la depresión, el sinsentido de la vida o posiblemente la pereza espiritual. Aún es tiempo para hacer morir todo lo que no sirve, sobre todo el pecado, para continuar caminando con plena libertad durante el resto del año.
Piense en lo que quiere resucitar en su vida. Resucite la alegría de vivir, resucite el amor por la vida y deje esa depresión que le ha estado afectando durante muchos años. Resucite el amor para establecer relaciones sanas con los demás. Resucite esas metas que ha dejado a medias, por ser un negativista crónico. Ahora es cuando los cambios pueden comenzar a gastarse en la vida.
Los cristianos tenemos la responsabilidad de anunciar con palabras y obras que Jesús ha resucitado. “El primer día después del sábado, estando todavía oscuro, fue María Magdalena al sepulcro y vio removida la piedra que lo cerraba. Echó a correr, llegó a la casa donde estaban Simón Pedro y el otro discípulo, a quien Jesús amaba, y les dijo: “Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo habrán puesto”, Jn 20, 1-9). Tenemos que ser como María Magdalena, quien no se quedó quieta, sino que corrió hasta dar la noticia de que la piedra estaba removida.
Hay mucho de qué hablar. El mensaje nuestro es el mensaje de Jesús: anunciar el reino de Dios en todos los espacios de la vida, sobre todo, en la familia y en los espacios de trabajo. Hay que revisar un poco nuestro modo de hablar de Dios. Y el mejor método para hablar de Dios es el testimonio de vida. Resucitemos nuestro testimonio, y eso basta para hacer cambios sustancias en la sociedad actual. ¡Felices Pascuas de Resurrección!

P. Orlando Pérez
Sacerdote católico, Licenciado en Teología, Licenciado en Psicología General, catedrático universitario, con una maestría en Docencia Superior Universitaria.
Los amigos que traicionan, no son amigos
Como todos sabemos, la amistad es una relación recíproca cimentada en la confianza, respeto y solidaridad que se establece entre dos o más personas. No sé, pero me atrevería a indicar que, existen dos o tres categorías o niveles de amigos; por ejemplo, en el matrimonio, definitivamente la amistad es un pilar fundamental para que la relación sea sólida ante cualquier eventualidad, y es de primer nivel, porque, la familia es la base de la sociedad, también hay amistades de toda la vida -quizá, uno o dos- esas personas especiales, y, curiosamente ahora hay amigos virtuales, posiblemente jamás se han visto físicamente, pero, hay intercambio de palabras de solidaridad, experiencias laborales, etc. La amistad nace juntamente con el hombre.
Sin embargo, a lo largo de la historia de la humanidad se ha demostrado que el hombre no es perfecto, en ese sentido está propenso a cometer errores, equivocaciones, desaciertos, en los preceptos religiosos se le conoce como pecado, es decir, acciones, palabras o deseos que ofenden a Dios. Por supuesto, cometer errores —transgresión de leyes— tiene una consecuencia y el hombre debe atenerse a las sanciones impuestas tanto por el Estado como por la iglesia.
Traigo todo esto a colación porque precisamente en muchos países de Asia, Europa y América se conmemora la Semana Santa, es decir, la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo; no voy a abordar lo que representa el sacrificio hecho por el Hijo de Dios para la humanidad sino, el lado humano que no debemos descuidar, es decir, la amistad.
Como he dicho, la amistad es tan antigua como la humanidad, en la biblia encontramos varios relatos que hacen alusión a esto, en el libro de Isaías 41:8, Dios escogió a Abraham como su amigo, en el libro de Juan 15:15, Jesús enfatiza la confianza y transparencia mutua que debe existir entre amigos, no debe existir nada oculto, la amistad debe ser íntegra, sin reservas y con responsabilidad, valores y principios fundamentales para conservar una amistad franca y duradera, no debemos olvidar que somos humanos e imperfectos y ese aspecto nos lo recuerda contundentemente uno de los doce apóstoles que caminó veredas, calles y mares junto a Jesús -Santiago-, transcribo literalmente su capítulo 4:4 “¡oh almas adúlteras! ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios?, Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios. Reitero, no quiero abordar el tema meramente religioso, pero, la vida cotidiana debe ser práctica y, sobre todo, con sentido común, pero, jamás de medias tintas —coloquialmente —hablando. O somos amigos —leales, honestos, sinceros, responsables— o, no somos amigos.
Para referenciar a las personas que dicen ser nuestros amigos, pero, no lo son, ahí tenemos a Judas Iscariote, tesorero de la comitiva que presidía Jesús -Maestro de maestros-, fue testigo de los milagros, escuchó una veintena de sermones, más de tres años a la par del Maestro, sin embargo, nunca entendió el significado de amistad/amigo, fue desleal, deshonesto, infiel, vil, ingrato, siempre tomó dinero para sí, sabiendo que no era suyo, cometió el error y/o pecado llamado TRAICIÓN.
Qué terrible la conducta de Judas Iscariote, qué falta de amor propio, para ponerle la guinda a su pastel, con un beso entregó a su maestro.
Los amigos siguen naciendo, sin duda, seguirán naciendo Judas Iscariote en todos lados, sin embargo, todos somos conocedores del bien y del mal, y, sabemos perfectamente las consecuencias de nuestras acciones alejadas a los principios y valores; una cosa es cierta, no debemos ser parciales, tibios o medias tintas, o somos amigos o no lo somos; los que procuran impunidad y corrupción por medio de nuestra infidelidad y deshonestidad, nos pagarán cualquier precio, pero, al traidor aunque se arrepiente, le espera una soga y un árbol como paga de su acción vil y traicionera.
“El sabio no sufre más cuando es torturado, sino cuando un amigo es torturado. Y es capaz de morir por ese amigo. Pues, si traiciona al amigo, su vida toda quedará arruinada debido a su falta de fidelidad y se verá incapacitado para avanzar.” Epicuro
Arnoldo Soch Tzul
Contador Público y Auditor, asesor financiero y fiscal de pequeñas y microempresas, exalcalde comunitario, auditor social desde hace más de 25 años.
¿Por qué es importante reflexionar?
Si nunca hemos hecho estos ejercicios, les aconsejo hacerse estas preguntas para poder iniciar con un nuevo hábito de reflexión.
En Guatemala es la época de vacaciones de verano, pero también el asueto de Semana Santa, y en este periodo escuchamos con bastante frecuencia la frase “es tiempo de reflexión”; sin embargo, pocas veces entendemos lo que realmente significa eso.
Desde el punto de vista de la psicología, se entiende reflexionar como la actitud o la capacidad de observar y pensar sobre uno mismo, sus actitudes, su inteligencia emocional, el autocontrol, la tolerancia hacia uno mismo y hacia los demás, entre otros. Todo esto nos lleva a desarrollar la capacidad de pensar y analizar nuestro comportamiento ante la sociedad y, sobre todo, a tomar conciencia de nuestros errores, aceptarlos y cambiarlos.
Si nunca hemos hecho estos ejercicios, les aconsejo hacerse estas preguntas para poder iniciar con un nuevo hábito de reflexión:
- ¿Quién soy?
- ¿Quién soy cuando estoy con otras personas?
- ¿Cómo soy con las otras personas?
- ¿Mis actitudes son agradables o desagradables?
- ¿Me siento satisfecho/a conmigo mismo/a?
- ¿Soy feliz?
- ¿Qué me apasiona?
- ¿Hago lo que me apasiona?
- ¿Me molesta algo?
- ¿Hago algo para alejar lo que me molesta?
- ¿Cuáles son mis necesidades?
- ¿Estoy aplicando mis valores morales y creencias en mi vida cotidiana?
- ¿Cuáles son mis fortalezas y debilidades?
Cuando logre contestar todas estas preguntas sin sobrepensarlas mucho, habrá iniciado su proceso de reflexión. Con el tiempo, logrará hacerse preguntas más específicas, complejas y concretas de acuerdo con su vida cotidiana.
El objetivo de esto es conocerse a sí mismo y prestar atención a nuestro diario vivir y a la convivencia con los demás. La reflexión es una forma de aprender, de autoconocerse, resolver problemas, despejar dudas e incertidumbres y, sobre todo, crecer como personas.
Además, las personas reflexivas desarrollan el razonamiento y, por lo tanto, logran mantener la calma y confiar en sí mismas y en sus reacciones ante cualquier eventualidad. De lo contrario, el riesgo de no reflexionar conlleva reacciones emocionales inestables y abruptas.

Crysta Nowell
Psicóloga Industrial / Organizacional, Magíster en Gestión del Talento Humano, asesora en procesos de recursos humanos, capacitadora y especialista en reclutamiento y selección de personal.
OpiniónReflexión
Semana Santa: fe y humanidad
La Semana Santa me deja una certeza: el amor de Dios es real, fiel y eterno.
La Semana Santa no es solo una tradición que heredamos, es una experiencia profunda de fe que nos confronta con lo que somos y con lo que estamos llamados a ser. Imperfectos, pero creyentes.
Este Miércoles Santo recordamos la traición de Judas Iscariote, una figura que nos incomoda porque nos muestra lo peor del ser humano: la falta de lealtad, la ambición, la doble cara. Pero también es un llamado a revisar nuestra propia fidelidad: ¿somos leales?, ¿somos coherentes con lo que creemos?, ¿somos fieles a Dios? (Dios, ayúdanos) La traición de Judas duele, porque es humana. Pero la lealtad también es posible, y es divina.
El Jueves Santo, con la Última Cena, Jesús nos entrega más que pan y vino: se entrega a sí mismo. “Esto es mi cuerpo… esta es mi sangre”. No hay amor más grande que dar la vida por los amigos. Ese gesto me recuerda que compartir no es solo dar cosas, sino darse por completo, sin reservas. Me inspira a vivir con más generosidad y entrega. Hagamos el esfuerzo. Comencemos.
El Viernes Santo, la cruz no es solo un símbolo de dolor, sino de amor llevado al extremo. Jesús, en medio del sufrimiento, perdona, ama y se entrega. Su muerte me confronta con mis propias cruces: ¿las cargo con fe o con queja? Su ejemplo nos debe impulsar.
Y llegará el Domingo de Resurrección. La tumba vacía es la mayor victoria: Cristo ha vencido la muerte. Y con eso, también vencen la desesperanza, el miedo y la oscuridad. Sin resurrección, nuestra fe sería vana. Pero con ella, todo tiene sentido.

César Pérez Méndez
Licenciado en Ciencias de la Comunicación (Usac), con tres maestrías en diferentes campos y Doctor en Investigación en Educación (Usac). CEO de La Voz de Xela, profesor universitario y conferencista.
Semana SantaOpiniónFeHumanidad
El Milagro de la Cruz
1 Corintios 1:18 (NVI) "Porque para los que se pierden, la palabra de la cruz es locura; pero para los que se salvan, esto es, para nosotros, es poder de Dios".
La cruz es el símbolo central del cristianismo, representando no solo la muerte de Jesús, sino también su resurrección y el poder de la redención. A través de la cruz, se manifiesta el amor incondicional de Dios hacia la humanidad. Este amor se expresa en el sacrificio de Jesús, quien tomó sobre sí mismo nuestros pecados y nos ofreció la oportunidad de reconciliación con el Padre.
La cruz tiene diversos significados los cuales quisiéramos comentar:
Redención: La cruz es el medio a través del cual se lleva a cabo la redención. Jesús, al morir, pagó el precio por nuestros pecados, ofreciendo a todos la posibilidad de una nueva vida en Él.
Amor divino: La cruz es la máxima expresión del amor de Dios. En Romanos 5:8 se nos recuerda que "Dios muestra su amor por nosotros en esto: en que cuando aún éramos pecadores, Cristo murió por nosotros".
Esperanza: La cruz no solo representa la muerte, sino también la resurrección. La victoria de Jesús sobre la muerte nos da esperanza y la promesa de vida eterna.
Para los creyentes, el mensaje de la cruz es poder. Este poder transforma vidas, sana corazones y restaura relaciones. En Gálatas 2:20, Pablo afirma: "He sido crucificado con Cristo; y ya no vivo yo, sino que Cristo vive en mí". Esta transformación es el milagro que ocurre cuando aceptamos a Jesús en nuestras vidas.
El milagro de la cruz es un recordatorio constante de que, a pesar de nuestras imperfecciones, hay un camino hacia la salvación y la vida plena. La cruz nos invita a vivir en libertad, a perdonar y a amar como Cristo nos amó. A medida que reflexionamos sobre este sacrificio, recordemos que su poder está disponible para todos aquellos que creen y confían en Él.
La cruz es un símbolo de esperanza, redención y amor divino. A través de ella, experimentamos el milagro que cambia nuestras vidas y nos llama a ser portadores de ese mismo amor hacia el mundo. Al meditar en su significado, encontramos no solo un desafío, sino también la fuerza que necesitamos para vivir conforme a la voluntad de Dios.

Edwin Ibarra
Médico Especialista en Cardiología y Ecocardiografía. Coach, conferencista y entrenador certificado por el Programa de John Maxwell, Pastor de la Red de Empresarios y Profesionales de Iglesia Bethania Quetzaltenango. Fundador de los Proyectos “Sanando el Corazón” y “Discipulado Empresarial 20/20”.
OpiniónSemana Santa
Alternativas más elegantes al elegir tus prendas
Todos los estilos pueden tener una influencia elegante y sofisticada a través de utilizar algunas alternativas o trucos que permiten proyectar tu imagen de manera diferente. Muchas veces se confunde la elegancia con invertir en prendas costosas o marcas específicas. Sin embargo, puedes elegir prendas y accesorios de buena calidad, aun si estás son de segundo uso. De igual manera, todo mejora con mostrar educación, cortesía, buena postura y actitud.
Te comparto algunas alternativas que puedes encontrar fácilmente en esta temporada.
1. Short de denim ajustado y roto, sustituye por short de lino. La tela suele ser más fresca y cómoda, puedes elegir tonos neutros, combinando con camisa de botones, blusas de tirantes, de preferencia, fajando dentro del short agregando un delicado cinturón.
2. Joyería minimalista. El dorado está muy en tendencia y puedes elegir piezas delicadas que resalten tus looks. Un reloj de pulsera y collares que puedas lucir y combinar mezclando texturas y detalles.
3. Vestidos midi o largos. Elige estampados pequeños (florales, puntos o líneas verticales), que pueden ser colores lisos (mocca, fucsia, celeste, blanco, beige). Agrega unas sandalias en tonos neutros y no olvides el detalle del cabello siempre arreglado.
4. Sets o conjuntos. Son una de las mejores alternativas en compras. Pues permiten usarlos completos o de manera individual con otras piezas. Verifica que la tela sea de calidad y que no sea transparente.
La elegancia no se limita a un estilo específico, se trata de sentirte y verte bien. Invierte en calidad, corte y talla adecuada. Recuerda que en los pequeños detalles está, el poder de tu imagen.

Carol Contreras
Coach de Imagen
El más grande y bello amor
Me hubiera gustado saber la fecha de aquel día que por primera vez en mi vida me hablaron del más dulce y sublime amor, solo recuerdo aquella vieja habitación iluminada por una ventana donde ingresaba una cálida luz, recuerdo como aquella historia, la más grande historia que hablaba de amor, tocó las fibras de mi corazón y es que en la escasez de mis 6 años, no había experimentado un amor tan grande e incondicional como ese, mis ojos desbordaron lágrimas de felicidad y por primera vez el amor me abrazo inundando mi corazón y cada parte de mi ser, asegurándome que a partir de ese día mi vida cambiaría.
La historia no hablaba de mi condición, solo hablaba de amor, un amor tan grande que aún no logro comprender y que al teclear estas líneas aún estremecen todo mi ser, de niña no concebía como aquel divino Ser, Bendito Ser, Amado Ser, había dado su vida a cambo de la mía, como no vivir agradecida, como no reconocer y enaltecer el nombre del bienaventurado hombre cuyo nombre es Redentor, Salvador Cristo Jesús amado Señor.
De esta manera es que llegó a mi vida la Gracia y hoy con plena confianza puedo gritar a los cuatro vientos que es la garantía que hace presentarme ante Dios; no hay absolutamente nada en esta vida, ni conducta aceptable, ni ofrenda, ni tributo sustentable que absuelva mi vida de pecado, más que su Gracia a través de la Cruz Redentora. Hoy con certeza digo: tengo un Padre de una y mil oportunidades porque pecaría de altivez y soberbia al decir que mi Padre es un Dios de segundas oportunidades.
Y en fechas como hoy, al despertar por la mañana, al culminar el día y cada día de mi vida, siempre habrá reconocimiento y gratitud para aquel que me amó sin ninguna condición, hoy comparto de su amor y recuerdo que con él, todo tiene sentido.

Los Influyentes · La Voz de Xela
Disonancia cognitiva
Entre mayor se percibe la realidad, mayor es la salud mental.
Esta es la historia de un zorro que va por el campo, contempla unas uvas que ve deliciosas allá arriba. Intenta por todos los medios alcanzarlas hasta darse cuenta de que es imposible. Luego se aleja diciendo: “De todos modos están inmaduras, están agrías”, y se aleja. ¿Por qué cree usted que dijo eso? Porque algo interno le resuena mal. Por un lado, quiere disfrutar de las uvas y por otro, le es imposible alcanzarlas y para equilibrarse cognitivamente, racionaliza que están agrias.
Ahora contraste esta fábula con esta vieja historia: Un niño va al circo acompañado de su padre, mientras esperan la función, dan un recorrido alrededor de la carpa, donde están los animales. Encuentran un caballo, el niño dice: “perro”, el padre le dice: “No, ese es un caballo”. El niño arruga la frente y observa por unos minutos, luego vuelve a sonreír y continúan el tour, encuentran un elefante, el niño dice: “caballo”, el padre le dice: “No, ese es un elefante”. El niño vuelve a arrugar la frente, observa y luego vuelve a sonreír.
Lo que pasa dentro de la mente del niño se llama desequilibrio cognitivo, en donde el niño va ajustando constantemente sus esquemas mentales mientras va aprendiendo, en contraste con el zorro, que presenta una disonancia cognitiva, donde ya no va aprendiendo. El niño experimenta incomodidad benéfica, que aunque le roba la alegría por unos momentos, le hace crecer. El zorro intenta aliviar la incomodidad con una excusa, con desprecio y con desviar la mirada, así no evoluciona.
Muchas veces no percibimos la realidad, sino que nos relacionamos con una fantasía sobre ella. Entre más alejada de la realidad esté esta idea, menos salud mental tendremos. Podemos imaginar que los demás nos critican constantemente, cuando la realidad es que les importamos muy poco para estar dedicando tiempo a hablar sobre nosotros. Podemos imaginar que todo nos sale mal, comparándolo con los demás, todo les sale bien, cuando en realidad a todos una vez les va mal y a otras bien.
Tantos juicios y prejuicios que hemos dado por sentado, que nos es difícil poner a duda, porque les hemos tomado cariño, hemos invertido tantos recursos en afirmarlos, que, aunque sean falsos, no los queremos soltar. Hemos creado una estructura mental tan sólida que evitamos derribar cualquier parte. Es más, continuamos invirtiendo esfuerzo en mantener las viejas creencias.
Una mente abierta con disponibilidad de comprobar datos ya integrados, una actitud de guardar evidencias para que sean comprobables... es evolución, es salud mental, es salud física, es salud social. Le dejo la siguiente frase para que reflexione: “En aprender a vivir, se nos va toda la vida”.

Oswaldo Soto
Psicólogo clínico con más de 25 años de experiencia, docente universitario, escritor de temas de salud mental.