PUNTUAL
Este relato lo quiero iniciar con una frase que me decía hoy Marleny, mi esposa. Que un viaje se vive tres veces: cuando lo anhelas, y planificas, y luego, cuando lo vives, y disfrutas, y la tercera vez, cuando lo recuerdas.
Doña Angélica, cuando vio una de mis historias, me escribió que la vida es muy corta y cada quien lo debe entender a su manera.
Ando de viaje, por Europa. Salimos de Guatemala rumbo a Houston, Estados Unidos, dos horas y media de viaje; luego la travesía comenzó y para cruzar “el charco” hasta Múnich, Alemania, el viaje dura nueve horas.
Hay que llevar unas buenas películas de Netflix descargadas en la tablet o celular, una buena almohada de cuello y muchas ganas de llegar a los destinos. En el viaje se adelantan siete horas en el reloj, así que es ventaja para aprovechar la estadía.
Hay muchas formas de viajar, en los tours, de mochileros, y por cuenta propia. Nosotros nos inclinamos por la tercera, y quien organiza todo es Marleny, por eso hace propia la frase inicial. Ella viaja imaginariamente mucho antes a los destinos, porque busca cada lugar, cada detalle, cada experiencia y cada sitio para que no perdamos ni un momento y que todo sea memorable.
Alemania nos recibió nevando. Pintada de blanca Navidad. Los aeropuertos son impresionantes, pero el de Múnich, es uno de los mejores del mundo, tiene espacios hasta para dormir cómodamente, espacios abiertos y cerrados, por la temporada, hasta una villa navideña y patinaje en hielo.
Nuestra primera parada, porque vamos para París, Roma y Venecia, fue Marienplatz, el centro de Múnich, donde hicimos nuestro primer brindis con vino caliente. Una experiencia impensable, pero que por gracia recibimos, agradecemos y compartimos.
Continuará…
Licenciado en Ciencias de la Comunicación, con tres maestrías en diferentes campos y Doctor en Investigación en Educación. CEO de La Voz de Xela, conferencista nacional e internacional y profesor universitario.