La selección de Guatemala una vez más ha fracasado en su afán de clasificar a una Copa Mundial, pero la pregunta es: ¿cuándo hubo éxito?
Definitivamente es frustrante para todo aquel amante y apasionado del futbol guatemalteco, no poder ver a su selección en un anhelado Mundial o siendo potencia en el área de Concacaf, pero lamentablemente no es algo nuevo, tampoco es fácil de solucionarlo o mejorarlo, porque los cambios y resultados en el futbol conllevan muchos años de ardua labor, con procesos serios, integrales y equitativos.
Buscar culpables es lo normal, pero encontrar a los definitivos, es lo complejo.
Mucho se habla que los culpables de no lograr los objetivos son los directores técnicos, y claro, también los jugadores, pero muy pocos mencionan a los dirigentes de la Federación de Futbol de Guatemala y a los directivos de los clubes de la Liga Nacional como responsables directos de los malos resultados. Déjenme decirles: sí son los principales culpables… ¿por qué? Se los explico a continuación.
El futbol en Guatemala necesita 20 años ininterrumpidos de trabajo en sus bases: formación integral, deportiva e infraestructura. Para eso es fundamental la gestión y trabajo de los dirigentes del futbol, porque tienen que aceptar y tener la convicción de invertir en algo de lo que verán frutos inmediatamente. Lo anterior son cosas que no llaman la atención de la afición, tampoco de los medios y mucho menos de los patrocinadores.
Muchas veces los directivos incursionan en el futbol porque saben que es un entretenimiento y distractor masivo en la sociedad. Es también un trampolín idóneo para políticos o empresarios que -de lograr ganar títulos en el medio local-, les permite ganar adeptos y favorecer su imagen social o empresarial.
Las directivas de los clubes en Guatemala se podrían desglosar en las siguientes categorías:
El denominador común de estos 3 tipos de directivas, es que ninguna piensa en trabajar por el club o el futbol guatemalteco. Piensan en ellos y los objetivos que puedan lograr en los 2 o 4 años de gestión que tendrán, o simplemente lo ven como una más de sus empresas.
Las ligas nacionales son un negocio, es espectáculo y entretenimiento. Para formar sus plantillas los clubes tienen 2 opciones: comprar o formar. Al comprar o contratar podrían obtener resultados inmediatos y es una inversión momentánea que de no cumplir con los objetivos puede ser pérdida económica y fracaso deportivo. Formar es un trabajo a largo plazo con cuerpos técnicos profesionales, capaces y experimentados en formación y proyección, es inversión constante, de resultados lentos y tardíos, pero con la probabilidad a futuro de formar una plantilla a un bajo costo, con el plus de tener identidad, además, con posibilidad de exportar jugadores o venderlos a otros clubes nacionales y así, tener balances positivos en lo económico y más capital disponible para invertir en próximos proyectos e infraestructura.
La situación de los directivos parece ser que ninguno quiere sembrar 2 o 4 años, para que en 15 años otros aprovechen la cosecha y eso es un egoísmo común que debe desaparecer para poder crecer como clubes principalmente.
Ustedes se preguntarán ¿y qué tienen que ver los clubes con la selección nacional?
Los clubes son los proveedores directos de jugadores para selecciones nacionales, por lo tanto, si el material humano que los clubes forman es de calidad, el resultado será mejor en selección, y si exportan jugadores además de generar ingresos a los clubes, paralelamente son legionarios que la selección puede aprovechar. Al final es un gana y gana.
No obstante, se percibe mucha corrupción en el manejo de los fondos de la Federación de Futbol de Guatemala y sus dirigentes, además de no utilizar correctamente los recursos para el desarrollo futbolístico en todo el país, es notable el nepotismo y mediocridad a la hora de tomar decisiones y llevarlas a cabo.
En pocas palabras, antes de exigir a directores técnicos y jugadores, hay que exigir a los dirigentes, porque si hacen correctamente su trabajo, habrá mejor calidad y material humano, ahí si podremos exigir a técnicos y jugadores un mejor rendimiento y resultados, sino, es muy difícil.
Dejemos de esperar que aparezcan jugadores como Carlos “El Pescado” Ruiz, porque cracks con capacidades naturales aparecen esporádicamente, mejor hay que trabajar en las futuras generaciones para crearlos o ayudarlos a encontrar su mejor versión.
Las cosas como son…