La mayordomía es un término genérico que el diccionario define como: “El trabajo de supervisar o cuidar algo, como una organización o una propiedad”. Una palabra que también define muy claramente este concepto es: Administrar. Sin embargo, cuando unimos mayordomía y finanzas vamos a enfocarnos en la administración adecuada de los ingresos y egresos, tanto a nivel personal como empresarial. Una pregunta que debiéramos de hacernos es cuánto dinero ha pasado por nuestras manos. Cuando tengamos esa noticia, nos daremos cuenta que en realidad han pasado una buena cantidad y muchas veces se nos ha ido como agua en invierno. Pablo o menciona en: 1 Corintios 4:2 RVR1960 “Ahora bien, se requiere de los administradores, que cada uno sea hallado fiel.” La fidelidad es una acción de carácter de una persona. Cuando logramos trabajar esta área, nos daremos cuenta que nuestra vida puede cambiar para un mejor rumbo.
Solemos gastar nuestro dinero sin un presupuesto que respalde nuestras acciones financieras. Un buen mayordomo piensa antes que en si mismo, en sus más cercanos. Nuestro presupuesto debe considerar cubrir necesidades básicas de nuestro entorno, que incluye comida, vestuario, techo, educación, etc. Un retraso en cubrir éstas necesidades básicas, hará de nosotros personas endeudadas y escavas de sistema económico.
Un aspecto importante a considerar es de que Dios puso en nuestras manos tesoros incalculables, talentos, recursos, para hacer la obra que nos corresponde. S. Lucas 19:12-13 RVR1960 “Dijo, pues: Un hombre noble se fue a un país lejano, para recibir un reino y volver. Y llamando a diez siervos suyos, les dio diez minas, y les dijo: Negociad entre tanto que vengo.” En este pasaje se ve a Dios poniendo en nuestras manos todo lo que necesitamos en ésta vida. Nos está invitando a no quedarnos varados, ni perezosos en ésta vida. Nos envió a negociar. Generalmente todo en esta vida es una transacción. Adquieroo que no poseo y vendo lo que otros necesitan y no tienen. Es un verbo de acción: Negociad. En este sentido es necesario adquirir todas las destrezas para generar recursos.
Sin embargo, éste señor hizo algo que a nosotros se nos hace difícil en nuestras empresas y es el hecho de supervisar de qué manera ese dinero ha sido invertido. S. Lucas 19:15 RVR1960 “Aconteció que vuelto él, después de recibir el reino, mandó llamar ante él a aquellos siervos a los cuales había dado el dinero, para saber lo que había negociado cada uno.” Toda persona a la que se le entrega un recurso debe responder por este. No veo a Dios por ningún hado perdiendo sus recursos. Al contrario, Él demanda que nosotros multipliquemos en nuestra vida y de los demás lo que hemos sembrado. Igualmente, así justamente es la vida espiritual. Debe ser administrada correctamente.
Dicho Señor pidió cuentas a cada uno. Lea bien esto: “A cada uno” Somos esponsales en forma individua. Una vez empezó a recibir os informes de cada uno, inicio un proceso de premiación. Hubo uno que le entregaron diez minas. En su informe dicho señor se percató que había duplicado las veinte minas. Fue premiado en ese instante. Debemos saber que hay premios para los que somos productivos. Nuestro trabajo a nivel de finanzas personales, como empresariales, debe ir enfocado hacia mantener nuestros recursos, multiplicaros y luego transferirlos a las futuras generaciones. Seremos responsables de entregar a Dios cuentas de nuestras vidas espirituales. Es necesario entonces ser buenos administradores en cualquier recurso que se nos es entregado.
Cardiólogo - Coach/Conferencista coachedwinibarra@gmail.com