PUNTUAL
Hoy en el desayuno empresarial de la Cámara de Comercio Filial Quetzaltenango dio su gran testimonio de 49 años de trabajo doña Angélica de Martínez, fundadora de Albamar y Centro de Convenciones Gran Karmel. Sus palabras no emanan de enciclopedias, sino que del coraje y la perseverancia por salir adelante.
Oírla es una especie de inversión, porque se aprende con exhortación.
Comenzó junto a su esposo, don Roderico, una aventura que al principio necesitaba de 22 horas de trabajo al día. Un comienzo con cero capitales, pero con fe en Dios y en uno mismo.
El comienzo de Albamar fue con nueve pollitos destazados, pero clamando a Dios, casi al final del día una mujer entró al local y preguntó si había pollo y ella dijo que le habían sobrado nueve pollitos (eran los únicos de todo el día); esa fue la primera venta de Q9.92 de lo que ahora es Albamar y Gran Karmel.
La clave es el positivismo, porque una persona miedosa y negativa, jamás se levantará económicamente, asegura.
Los primeros dos trabajadores de Albamar fueron don Roderico y doña Angélica. Enfatiza que el trabajo trae riqueza, por lo tanto, no hay que perder el tiempo ni distraerse. Está convencida que Guatemala necesita de gente trabajadora.
El triunfo muchas veces no es a la primera, ella dice que fracasaron tres veces, pero que la clave es la perseverancia; porque no hay éxito sin perseverancia.
Doña Angelica es una mujer de fe, lo dice de este modo: Dios tiene un plan para cada uno de nosotros y lo tenemos que descubrir; sin Dios no somos nada.
El trato con el dinero debe ser así: hay que cuidarlo y no malgastarlo, y la clave es ahorrar. Es madre de siete hijos y confiesa que ha hecho mucho, para la gloria de Dios.
Cree fielmente que en tu vida solo Dios pone las cosas buenas y el diablo pone las cosas negativas.
Licenciado en Ciencias de la Comunicación, con tres maestrías en diferentes campos y Doctor en Investigación en Educación. CEO de La Voz de Xela, conferencista nacional e internacional y profesor universitario.