PUNTUAL
La pregunta es muy necesaria y la respuesta es obvia. La ciudad altense tiene especial importancia en contextos amplios, por su ubicación geográfica -capital regional- y su aporte a la economía nacional, pero en este momento necesita de una cirugía mayor.
Ayer el Grupo Gestor de Quetzaltenango lanzó el Observatorio Ciudadano Xela, ¿Cómo vamos? El que desde cualquier punto de vista es fundamental si se le da continuidad y logra quitar la venda de los ojos de los funcionarios públicos locales.
La interrogante planteada debe ser respondida en dos ámbitos, desde el público y el privado, aunque una va de la mano de la otra. Si no hay condiciones para el desarrollo y bienestar, el esfuerzo es mayor, pero no imposible.
En un baño de realidad, Xela en este momento está sin rumbo y con una herida abierta que no sana. Nunca en toda mi vida había visto tan deterioradas las calles, pero eso no es todo, los servicios básicos son cada vez más deficientes y la inseguridad aumenta. La infraestructura vial es lo más visible, pero hay otras deficiencias. Hasta aquí lo público.
Ahora bien, en el plano económico, digamos que Xela va bien, porque el crecimiento es visible -dos nuevos centros comerciales y un hotel cinco estrellas-, a pesar de que se requiere un doble o cuádruple esfuerzo desde lo privado. Las condiciones en general no han sido un obstáculo, a pesar de constituir una limitante.
El fin del observatorio no solo es evaluar (lo que no se mide, no se puede cambiar), diagnosticar o proponer, sino que dar seguimientos y acompañamientos para alcanzar una mejora significativa en la calidad de vida de los quetzaltecos. Recordemos que para el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) una ciudad sostenible -el anhelo de Xela- es la que ofrece condiciones dignas de vida para sus habitantes y promueve el desarrollo. Entonces, hay que pasar de la medición a la acción, porque dicen los expertos que medir solo es el 20% del esfuerzo.
Xela, ¿Cómo vamos? quiere generar ciudadanía mediante el diálogo apolítico y de alto nivel, por ello, inicialmente invitó a unos 40 ciudadanos a sumarse a la iniciativa. Al tener claridad en cómo vamos, las administraciones públicas y candidatos no podrían mentir fácilmente.
Por qué se antepone el desarrollo, porque como dice el economista Sebastián Solís, el éxito económico se traduce en progreso social.
A todo esto, pareciera, de verdad, sin faltarle el respeto por su investidura, que tenemos a un alcalde ciego, sordo y manco. Porque pareciera que Luis Grijalva no ve la realidad donde vive, no escucha las exigencias de la ciudadanía, especialmente en las redes sociales, y no hace nada, literalmente, para convertir a Xela es una ciudad sostenible.
El día de la presentación del observatorio, la agenda comenzó a las 7 horas y Grijalva entró al salón una hora después. No estaba en el programa, pero intervino en el podio brevemente para decir nada: “No podemos tener desarrollo si no participamos todos”, dijo. Cierto. Lo que no dijo es que su inacción, ineptitud y miedo constituyen amenazas reales a ese desarrollo. Tampoco se animó a decir cómo va Xela, aunque la población sí lo sabe.
Lástima que Grijalva se fue rápido del salón, porque se perdió lo mejor. La presentación de la encuesta realizada por Dicunoc sobre la percepción de la ciudad y sobre el trabajo del alcalde. De 523 entrevistados, el 93% ve que la situación de Xela está empeorando, solo un 7% ve que está mejorando.
En sondeos anteriores, el principal problema era la inseguridad, pero ahora está empatada esta preocupación con el estado de las calles, con un 25% cada situación.
Con el Concejo Municipal el 91.8% se siente insatisfecho y muy insatisfecho. Con el trabajo del alcalde, entre los insatisfechos y muy insatisfechos, suman el 92.1%. Es decir que 9 de cada 10 quetzaltecos reprueban a las autoridades ediles de turno. Con esta calificación hay dos caminos, se ponen a trabajar en serio, con resultados tangibles y visibles, o que se vayan. La ineptitud pasa un bisturí negligente al bienestar colectivo.
Xela, ¿Cómo vamos? Las cartas estás puestas sobre la mesa. Cada ámbito conoce la realidad y lo que tiene que hacer. No hay tiempo que perder, porque de pasividad y lamentos no se construye nada y menos el desarrollo.
Periodista, comunicador y académico. Licenciado en Ciencias de la Comunicación, con tres maestrías en diferentes campos. CEO de LA VOZ DE XELA, conferencista y profesor universitario.