Durante esta pandemia a nivel internacional se ha visto un aumento de casos de violencia sexual, por lo que la ONU, el 8 de abril recién pasado hizo un llamamiento a los gobiernos para que tomaran medidas de protección hacia la población infantil durante el periodo de cuarentena por el coronavirus. Siendo las mujeres, las niñas y los niños los más vulnerables a sufrir este tipo de violencia.
En este confinamiento, se hace mucho más difícil detectar este tipo de violencia, también se vuelve difícil el conseguir ayuda y poder denunciar a los agresores sexuales.
Muchas niñas en nuestro país son victimas de violencia sexual, según el observatorio de salud sexual y reproductiva de Guatemala de enero a mayo 2020 hay reportados 1962 casos de niñas menores de 14 años embarazadas, conociendo que un gran porcentaje de ellas tienen al agresor dentro de su familia (padres, padrastros, abuelos, tíos, hermanos, primos), además que existe un sub registro de casos, porque hay familias que deciden ocultar el hecho, lo que significa aún menos ayuda para la niña víctima de esta lamentable situación. Además, existe una población de niñas que han sufrido violencia sexual y no han quedado embarazadas, entonces no aparecen dentro de esta estadística, las razones: aun son muy pequeñas y no han alcanzado la edad reproductiva, la violencia sexual no se llevó a cabo en los días fértiles de la niña, el agresor uso un preservativo, en otros casos el agresor obliga a la niña a usar un método de planificación familia, claro que estos son los menos frecuentes.
Lo que siente y vive una niña que es victima de violencia sexual, es abrumador, muchas veces sentirse en soledad, la falta de credibilidad cuando cuenta el hecho, la culpa que siente, hace que algunas veces el suicido acompañe como última medida el desenlace de algunos casos de violencia sexual infantil, más aun si como consecuencia de esta violencia la niña queda embarazada, una situación que extrema aun mas el sufrimiento del que ya es parte, muchas veces al documentar un caso nos damos cuenta que esta violencia ha sido perpetuada por mucho tiempo.
La sociedad algunas veces abandona a la niña victima de violencia sexual, la culpa de estar embarazada, la tilda con adjetivos descalificativos, la “estigmatiza”, si para nosotros como adultos sería muy difícil sobrevivir a situaciones parecidas, que será entonces de esta niña que creció oyendo de sus padres frases como “si te embarazas arruinas tu vida”, es probable que la niña al darse cuenta que esta embarazada como resultado de esta violencia sexual en la que vive, piense que su vida esta arruinada, que no le queda alternativas, piensa y algunas veces ejecuta el suicidio, huye de su hogar, etcétera.
Hemos visto muchas veces también que el actuar de la sociedad adulta no guarda empatía con las victimas de violencia sexual, frases durísimas hacia una niña se normalizan dentro de la sociedad, nos damos cuentas que muchas veces las hemos oído a nuestro alrededor, frases que promueven el abandono y desprecio hacia la niña embarazada, algunos ejemplos “esa niña era larga”, “es una caliente”, “es una cualquiera”, cuando muchas veces no sabemos las circunstancias tan dolorosas y traumáticasque una niña ha sufrido para estar embarazada a esa edad.
Como sociedad somos responsables de brindar a los niños cuidados, bienestar, educación, protección, porque para coexistir en sociedad el bien común, debe ser un objetivo principal.
“Una de las cosas más afortunadas que te pueden pasar en la vida, es tener una infancia feliz” Agatha Christie.
Experta en sexualidad, derechos sexuales y reproductivos. Médica General, con especialidad en Ginecología y Obstetricia. Tiene una Maestría en Sexualidad Humana.