Sin pecar de pesimista, creo que la situación y el curso que está tomando la pandemia, requiere algunos cambios o adiciones, a las medidas que se están tomando: el problema está aumentando en progresión aritmética con el riesgo de que, este aumento, se convierta en progresión geométrica. Aparte de estos aumentos, es notoria la desesperación que se está manifestando, no solo por parte de quienes vienen resistiendo el impacto en empresas pequeñas, medianas y grandes; esta desesperación, también puede resultar altamente contagiosa por el efecto psíquico que el encierro, puede estar afectando, incluso, a las familias que, con desesperación y dado el curso que está tomando la pandemia, ve cada día más lejano el día de terminar esta pesadilla que está afectando, a unos más y a otros menos pero, a todos, sin excepción.
Son muchas las variables que, según parece y se manifiesta, deben ser revisadas: el curso de la situación, así lo requiere; las autoridades encargadas de administrar el problema, deben realizar una rigurosa revisión de las medidas que se vienen adoptando, frente a todo cuanto se relaciona con el CORONAVÍRUS. Creo firmemente que las acciones que se están tomando, deben revisarse o ampliarse pues, los contagios y muertes, siguen aumentando en forma alarmante; la situación imperante y la realidad, así lo requieren. La pandemia, está resultando más alarmante y grave de lo que se pensaba; es necesario transmitir a la población en general, esta preocupación que cada día afecta más a la sociedad sin que se tenga una solución en el corto plazo, según los acontecimientos y el transcurrir de cuanto estamos confrontando.
Algo que podría ayudar, es implementar un programa de información que llegue a todas las familias y todos los rincones del país pues, es evidente que, por falta de una información rigurosa que destaque los riesgos a que todos estamos expuestos, mucha gente, por razones que van, desde la necesidad hasta la imprudencia, están contribuyendo, involuntariamente y/o por diversas razones, a la situación que actualmente se está enfrentando la población. Una forma que eventualmente podría contribuir a informar de estos riesgos, es llevando vehículos con alta voces a todos los rincones del país y, adicionalmente, imprimir volantes que fortalezca lo voceado. Recordemos que una buena parte de la población, es analfabeta, no todos tienen acceso a noticieros, lo que impide que, a todos, llegue la información sobre el caso. Es urgente y necesario, un programa de concientización socializada.
El cansancio, fatiga y psicosis, se está apoderando de la población, especialmente en ciudades y pueblos con elevado número de habitantes; por diferentes razones, los pequeños poblados y regiones marginales, se ven en la necesidad de viajar a las cabeceras departamentales para abastecerse de lo necesario, llevar sus productos y satisfacer necesidades familiares de distinta índole en general. Cubrir estas necesidades, supone también, correr riesgos de contagio pues, que se sepa, no hay capital de departamento alaguno, que esté libre de este vírus, consecuentemente, esta movilidad social, implica un riesgo potencial de contagio. Esto, mucho más que se podría agregar y que habrán de considerar quienes tienen a su cargo atender la pandemia, habrán de aceptar que las medidas tomadas hasta el momento, o son insuficientes, o habrán de modificarse porque así lo requieren, los resultados alarmantes que, hasta el momento, se vienen obteniendo.
Abrir la economía y la comercialización de la producción, circulación y venta de bienes y servicios, es otro aspecto que debe meditarse, programarse e implementarse, con cuidado y considerando todos los extremos relacionados con esta posibilidad; deben considerarse en función de los pros y contras de echarlos a andar. Los negocios se están resintiendo severamente, la desocupación provocada, ya es alarmante, las ayudas que está proporcionando el gobierno, o son insuficientes, o no están alcanzando los objetivos que el potencial de necesidades requiere. Ya se conocen posibles brotes de inconformidad y otras manifestaciones sociales que pueden romper las disposiciones gubernamentales para enfrentar la pandemia.
Un ejemplo ya lo tuvimos en Malacatán y otras manifestaciones de inconformidad social donde, unas se conocen, y otras no, incluyendo las imprudencias –celebraciones y otro tipo de reuniones- ampliamente informadas por la prensa. Otros casos que no deben ignorarse, son los del transporte, restaurantes y empleadas domésticas como otros negocios que sería largo enumerar. Debe recordarse cuantos han sido despedidos en estas situaciones y, en el mayor de los casos, sin ninguna retribución laboral. Es deseable que los cambios en el ministerio de salud, ayuden a mejorar las cosas. AL TIEMPO.
Soy un profesional comprometido con la transparencia, la crítica y la propuesta, e identificado con los problemas sociales; los intereses y necesidades de los de a pie. / lufesaldy@hotmail.com