Hoy más que nunca antes, se cuestiona el trabajo que hacen las universidades en el país. El caso de estudio: Elección de Jefe del Ministerio Público y Fiscal General. No es el único, podemos analizar la elección de Magistrados para las cortes, la elección del Contralor General, la galopante corrupción en todos los niveles, el trafico de influencias, o la cleptocracia.
¿Son las universidades reproductores de estos actores? Algunos dirán que es una pregunta obvia, con una respuesta positiva. En el caso de la USAC, esta fue creada para reproducir el sistema criollo, racista y desigual, por lo que no debe sorprender las acciones presentes, pero si deben ser objeto de análisis para una verdadera transformación universitaria, como la que desde hace años se exige a lo interno de la institución y que no puede, ni debe postergarse más tiempo.
A finales del siglo diecinueve y principios del veinte, los estudiantes y profesores intentaron el rescate y transformación universitaria, motivados por las corrientes libertarias de la reforma universitaria de 1918, denominada “Grito de Córdoba”, cuyo objetivo era democratizar y dar un carácter científico a las instituciones. En el caso guatemalteco esto solo fue posible luego de la Revolución de 1944, cuando obtuvo la Autonomía. Tras la invasión de Estados Unidos y la colocación de presidentes afines a los intereses del país del norte en 1954, esa Autonomía se convirtió en uno de los grandes objetivos.
La estrategia de las élites, militares y empresariales, siempre fue cooptar la universidad. Durante la guerra interna, esto fue difícil, pero no imposible. Secuestraron, asesinaron o compraron, a estudiantes, profesores y administrativos. En los años ochenta ingresaron a sus cuadros como estudiantes, esto continuo en los noventa y crearon una nueva generación de profesionales alineados a intereses oscuros. Afortunadamente no todos los egresados, ni todos los profesores y administrativos responden a los intereses de la corrupción, pero sí un buen grupo.
Al surgir la ley de postulación, se dio un poder a los decanos de las facultades de derecho, para el caso que nos ocupa, y al colegio de abogados. Las élites nuevamente pusieron a funcionar su maquinaria y fundaron universidades privadas de garaje, que a veces forman parte y a veces no, dependiendo de ciertos intereses y necesidades.
No es extraño que los abogados honestos callen ante situaciones como la que se vive hoy, pues el miedo les invade, sobre todo cuando colegas de ellos son perseguidos por el aparato estatal si deciden levantar su voz, con una amenaza de ir a la cárcel si deciden oponerse al actual sistema.
A lo interno de las universidades del país existen buenos y malos, como en la iglesias, en el gobierno y en todas las instituciones. El problema es que los buenos deciden no actuar y dejan a los malos en el poder. La elección de rector en la USAC es un claro ejemplo de eso, los malos obtiene la mayor cantidad de votos, seguramente se unirán y tendremos, otra vez, una administración que responde al #PactoDeCorruptos, a no ser un milagro.
La USAC y las Universidades privadas son parte del sistema, no están fuera de el, por lo que tienen los mismos rasgos. La solución es transformar el sistema desde sus estructuras y para eso se requiere de una ciudadanía responsable al momento de elegir y no evadir esa responsabilidad cada cuatro años. En un año nuevamente volverán las elecciones, si participamos todos podremos elegir a funcionarios con una visión de Estado, esta vez seamos responsables. Unidos ciudadanos y universitarios construyamos un mejor país.
Profesor universitario, académico, profesional de las Ciencias Económicas.