En días de descanso, la mayoría de centros comerciales, restaurantes, farmacias, y hoteles entre otros, están atendiendo al público en horarios normales. Es cierto que también la economía mejora gracias a todos estos comercios, también debe existir un equilibrio, entre empresarios, consumidores y los colaboradores que hacen posible que las empresas funcionen.
Es común escuchar la frase “el cliente siempre tiene la razón” para hacer énfasis en la importancia de que éste debe salir satisfecho del servicio recibido; ¿pero a que costo el cliente debe tener la razón? También, es común escuchar las quejas de clientes que exige una atención cada vez más personalizada y se molestan porque los colaboradores de la empresa les atienden serios, quizá sin sonreír, quizá se tardan, o cualquier otra actitud que no les guste.
Sin embargo, se desconoce el fondo de este comportamiento o de esta forma de actuar, quien de nosotros quisiera trabajar el 24, 25 o 31 de diciembre o un 1 de enero cuando son fechas para convivir con la familia, con los hijos, no sabemos si la persona que nos atiende tiene algún problema en su casa de violencia, enfermedad, o algo le esté causando tristeza o angustia, esto también es explotación laboral ya que si no se presentan a trabajar son despedidos.
Antes de criticar, lo que hace falta es empatía para ponernos en el lugar de esas personas que están trabajando cuando todos descansan, los empresarios también deben comprender que al contratar los servicios de una persona no están comprando su dignidad, están prestando un servicio útil a la empresa por lo que deben crear condiciones laborales dignas que incluyan: recreación, descanso, buen ambiente, no solo porque se les está dando trabajo tienen que sonreír como payasos a todos; los colaboradores deben sentirse bien y sentirse respaldados por su empresa ante un cliente difícil.