En los campus universitarios, colegios, escuelas, donde la búsqueda de nuevas experiencias y la experimentación son parte del paisaje cotidiano, una amenaza silenciosa ha surgido, disfrazada de un dulce tentador: las gomitas de fentanilo. Estas pequeñas y coloridas golosinas, que contienen una forma sintética y potente de opiáceos, están dejando una estela de tragedia y desesperación entre los jóvenes, que pensábamos estaba muy lejos de llegar a nuestra ciudad de Quetzaltenango; sin embargo, en esta semana tuve el conocimiento de una estudiante de una prestigiosa universidad de nuestra ciudad, otro compañero de estudio se acercó y le regalo una “gomita”, posteriormente ella sin saber por qué percibió euforia, desinhibición, percibiendo un cambio en su actitud, asumiendo que le había subido el “azúcar”, sin embargo, hoy que analizamos el caso nos damos cuenta de que lo más probable es que haya sido víctima de un engaño recibiendo inocentemente un señuelo a través de una “gomita”, porque una sola gomita normal no va a generar una subida de “azúcar”.
El fentanilo, un opioide sintético diseñado originalmente para el tratamiento del dolor intenso, ha ganado infame notoriedad por su potencia letal. En su forma pura, es hasta cien veces más potente que la morfina, lo que lo hace extremadamente peligroso incluso en pequeñas cantidades. Sin embargo, en su forma de gomita, se ha convertido en un señuelo mortal para los jóvenes que buscan una escapada de la realidad o simplemente un momento de diversión. El atractivo de estas gomitas radica en su apariencia inofensiva y su disponibilidad aparentemente fácil. Con frecuencia, son comercializadas como caramelos comunes, lo que las hace difíciles de distinguir de otros dulces. Este engaño lleva a muchos a subestimar enormemente los riesgos asociados con su consumo. Hay reportes de intoxicaciones con este tipo de “inocentes gomitas” en México y especialmente en la frontera de Tapachula.
El problema se agrava aún más por la falta de conciencia y educación sobre los peligros del fentanilo. Muchos jóvenes pueden no estar al tanto de lo letal que puede ser una dosis mínima de esta droga, ni de los signos de una sobredosis. La combinación de ignorancia y curiosidad puede llevar a resultados desastrosos. Además, la presión social y el deseo de pertenecer pueden llevar a los jóvenes a probar estas sustancias sin evaluar plenamente las consecuencias. En un entorno donde la experimentación con drogas a menudo se percibe como un rito de paso o una forma de integración social, es crucial cambiar esta narrativa y fomentar una cultura de salud y responsabilidad.
Las autoridades y las instituciones educativas no pueden permanecer pasivas ante esta creciente amenaza. Se necesita una respuesta coordinada que incluya medidas de prevención, educación y tratamiento. Es fundamental que se aumente la conciencia sobre los peligros del fentanilo y se proporcione información precisa y accesible sobre cómo identificar y evitar estas gomitas. Como también un proceso educativo en los padres para que conozcan de este tipo de dulces que contienen drogas como la mencionada en esta columna.
En última instancia, proteger a nuestra juventud de los riesgos de las gomitas de fentanilo no solo requiere una acción inmediata, sino también un compromiso a largo plazo para crear un entorno en el que puedan prosperar sin recurrir a sustancias peligrosas. Es hora de enfrentar esta crisis con determinación y compasión, antes de que más vidas se vean truncadas por esta dulce trampa mortal.
Experta en sexualidad, derechos sexuales y reproductivos. Médica General, con especialidad en Ginecología y Obstetricia. Tiene una Maestría en Sexualidad Humana.