Quetzaltenango es un municipio con un aproximado de 225,000 habitantes, que representa el 1.5 % del PIB nacional (unos Q 8.6 mil millones), con unas 12,238 empresas formales y un ingreso anual per cápita de US$ 5 ,926.47 (elPeriódico, 2019); y que en el Índice de Desarrollo Humano nacional 2015-2016 se ubicó en el tercer puesto (por departamento).
Aun así, y con la categoría de la segunda ciudad del país, con un importante desarrollo económico y comercial, y con un presupuesto municipal que supera los 300 millones de quetzales, es la mezcla de las siguientes imágenes: a) la otrora ciudad cultural, b) una ciudad en crecimiento y c) una ciudad desordenada, pobre y abandonada. Estas tres percepciones conviven a diario, sin que se puede catalogar a Quetzaltenango en una sola de ellas.
Del imponente y bello teatro municipal, a la desordenada y sucia terminal Minerva; de la próspera zona 9, a las inundaciones de la zona 2; de sus calles históricas (aunque deterioradas), a las intransitables avenidas principales. Algunas de las construcciones y características de la época de esplendor de Quetzaltenango se mantienen, a pesar del deterioro y la falta de cuidado, sin embargo, poco se ha hecho por crear nuevos proyectos que le devuelvan esa condición.
La imagen de la ciudad es, entonces, similar a la de una persona con dinero pero mal vestida, con harapos, que se alimenta mal, que no cuida su salud y que con los recursos de los que dispone mantiene su mismo estilo de vida. Un agravante es que, como esta persona que imaginamos, la ciudad se va haciendo cada vez mayor, y en consecuencia los problemas aumentan y son más difíciles de resolver; en algunos casos solo se maquillan (como las canas), para que no se vean, pero están latentes y afectan a la población.
Es difícil pensar que una ciudad como Quetzaltenango, con toda la historia y varias condiciones favorables, tenga calles deterioradas, mercados sucios y desordenados, parques y áreas verdes descuidadas, calles inundadas, servicio de transporte deficiente, serios problemas de viabilidad y todo lo que representa el ornato en el abandono, y aun así continúe creciendo, en población, en comercio, en ingresos, en vehículos; pero también en problemas.