DIALOGISMOS
Solo de pensarlo, encontrarla se torna imposible.
Cuando me doy cuenta que “vivo” en un sistema lleno de estructuras de corrupción, en búsqueda de justicia, se empaña en mi mente el logro y conseguirla se vuelve casi infructuoso, más lleno de motivación que resultados que redunden en el corto plazo, mi mente dibuja esperanza en un futuro incierto.
La misma corrupción se vuelve en motivación de unión, ya que, en la búsqueda de exterminarla, la inteligencia social nos funde en un solo pueblo luchando por encontrar esta aguja, tan escondida entre el pensamiento y la acción, que hasta las ideologías y pensamientos que normalmente nos dividen, se olvidan por el bien común.
Cómo encontrarla demanda, conceptualmente, acciones guiadas por normas morales que tienen como principio fundamental el respeto, ese valor tan olvidado, que pensarlo me da vergüenza aceptarlo conscientemente como parte “fundamental” de mi actuar. Cuantas veces no he respetado una señal de tránsito, cuantas veces no he respetado la forma de pensar de alguien más, cuantas veces no lo he cumplido, que ahora la búsqueda de la verdad se hace más personal y retadora, ya que normalmente es más fácil juzgar a un corrupto que auto juzgar mi forma de actuar sin este valor.
Al final esta aguja está más perdida en “mi pajar”, que ahora debo empezar a encontrarla, a través de actuar justamente, con respeto hacia los demás. De no juzgar, sino actuar en base a la verdad y en el momento de encontrarla en mí, estaré aportando, más que gritos e insultos, un ciudadano que lucha contra la corrupción, no siendo corrupto con mis acciones.