Salmo 139:13-14: “Tú creaste mis entrañas; me formaste en el vientre de mi madre. ¡Te alabo porque soy una creación admirable! ¡Tus obras son maravillosas, y esto lo sé muy bien!” Empezamos este artículo leyendo una expresión maestra de un embarazo en donde el hombre admira lo que hizo en su interior. La primera frase dice: “ tú creaste mis entrañas“, habla de una obra maestra cómo es el embarazo y va describiendo cosas que aún los teólogos tienen algunos problemas para decidir cuando empieza la vida. Nosotros creemos que desde el momento de la concepción se está formando una vida que en este momento no está manifiesta pero en su tiempo se va a manifestar como es el o ella.. Sin embargo, la creación de esta obra maestra necesita un depósito por llamarlo de alguna manera. Y ese depósito está contenido en el cuerpo de una madre. Por eso la segunda frase de este pasaje dice: “ me formaste en el vientre de mi madre “.
Si usted le pone atención a ese acto de amor, tanto de Dios que participa directamente en la formación, creación y desarrollo de un bebé, así como el de la madre que tiene que soportar el peso de ese bebé que progresivamente va incrementándose. Hablar de un profundo amor entonces tiene implicaciones divinas y humanas. La divina porque Dios participa en cada uno de nosotros; dicho sea de paso, este conocimiento es suficiente para mejorar tu autoestima. Por el otro lado, es decir, la otra manifestación de amor profundo, es el de la madre que carga en su vientre la oportunidad de dar vida. Es este valor el que queremos resaltar en esta semana. El valor de la mujer ama de casa, el valor que tiene una millonaria, así como la persona dedicada a la limpieza en tu casa, que casi siempre es una mujer. Ese ligue emocional que lo asocia con su hijo es permanente, aún cuando su hijo realice cosas de las cuáles la madre se avergüenza.Es un profundo amor. Amor que trasciende más allá de los dolores, prejuicios, decepciones, etc..
Isaías 66:13 DHH94I
“Como una madre consuela a su hijo, así los consolaré yo a ustedes, y encontrarán el consuelo en Jerusalén.»”. Este pasaje de nueva cuenta nos muestra la similitud del amor de una madre con el amor de Dios. Ambos son necesarios en esta vida, que muchas veces se torna difícil y acudir a esta fuente de amor te dará descanso. Te invito a reconocer y apreciar el amor materno que tienes a tu lado, pero junto con ellos no puedes alejarte del protector amor de Dios sobre tu vida. Sirva este artículo como un reconocimiento al amor materno presente en el mundo.
Cardiólogo - Coach/Conferencista coachedwinibarra@gmail.com