Tras los últimos acontecimientos en nuestra bella Guatemala, el pueblo ha decido alzar la voz, romper la rutina para muchos y otros muchos se arriesgan para seguir en ella.
Y sí, ojalá las autoridades actuaran de inmediato, ojalá resolvieran pronto para avanzar justamente, pero ¿estos bloqueos son presión directa para ellos o terminan afectando a más inocentes de los imaginados?
Enfermos que no pueden asistir a los hospitales, escuelas y colegios que suspenden clases, quienes transportan alimentos y productos que pueden representar daños y pérdidas en diferentes sectores empresariales, para quienes viven al día se reducen sus posibilidades… pero la gran mayoría termina adaptándose y manifestando desde su propio criterio u obligados por las circunstancias, la resiliencia de muchos emerge en su afán de cumplir con sus obligaciones y pese a todo, hacen lo que deben para movilizarse y simplemente cumplir con su trabajo.
Cansados de la corrupcion que nos ahoga cada vez más, vemos como la unidad para alzar la voz hace un eco mas fuerte para pronunciarse ante el desastre político y autoridades fuera de lugar que insisten en quitarle valor a la decisión de la mayoría.
Los medios de comunicación se exponen para mantener al resto informados y eso nos ayuda a entender el porqué de este «algo» de caos en la Ciudad.