“Un alma triste puede matar más rápidamente que una bacteria” (John Steinbeck).
Todos en algún momento de la vida hemos experimentado este sentimiento negativo que viene acompañado de melancolía o sufrimiento, el cual es ocasionado por algún motivo o mala racha emocional, cuando es detectado y bien encausado puede convertirse como impulso positivo para mejorar o crecer como persona.
En algunos casos puede pensarse que es un bajón o un estado emocional estacional, pero en otros puede tratarse de un Proceso depresivo a nivel patológico. Este trastorno del estado de ánimo, se caracteriza por la aparición de uno o varios episodios de predominio afectivo, apatía, anhedonia, desesperanza, decaimiento, irritabilidad, sin embargo, también pueden presentarse síntomas de tipo cognitivo, volitivo y somático.
La tristeza no es una causa de muerte clínica directamente, no obstante, está íntimamente relacionada con la posibilidad de que una persona orgánicamente sana acabe desarrollando problemas de salud física como las enfermedades cardiovasculares o síndrome del corazón roto o afección muscular del corazón que aparece tras haber vivido una experiencia de gran malestar emocional; de ahí el dicho “murió de tristeza”.
Si tienes la oportunidad de estar cerca de una persona o estás sumido en la tristeza o atraviesas por un proceso depresivo, presta atención a estos síntomas: abandono, bajo estado de ánimo, baja autoestima, insomnio, pensamientos suicidas, es sumamente importante buscar apoyo a nivel espiritual, emocional y terapéutico.
Recuerda que Dios es especialista en cambiar la tristeza en baile y quita la ropa de luto para vestirte de alegría.
¡Feliz y bendecida semana para todos!