Aristóteles afirmaba que hay que hacer de la excelencia, un hábito. Ojalá todos (campesinos, obreros, carpinteros, y todo tipo de profesionales) tratáramos la manera de hacer con excelencia nuestro trabajo. Si todos le apostáramos a la excelencia, habría menos líderes tiranos en las empresas que viven amenazando a sus trabajadores a cada rato hasta que éstos presentan su renuncia; habría también menos mediocres dentro y fuera de las iglesias, y habría menos estúpidos en los puestos públicos, tal como sucede en Guatemala.
Todos somos humanos y nos equivocamos. Nadie es perfecto. Pero, creo que, si cada uno de los hombres y mujeres de nuestro tiempo intentara hacer de una manera extraordinaria lo ordinario de cada día, viviríamos en una sociedad distinta. El problema es que nosotros no siempre estamos dispuestos a hacer las cosas bien, o nos comprometemos a tantas cosas, que terminamos haciéndolas mal.
Una característica clave que todo trabajador debe tener es “el conocimiento de su trabajo”. Para hacer con excelencia un trabajo hay que conocerlo; porque sólo conociéndolo se puede llegar a amar. El conocimiento de nuestro trabajo va a permitirnos cometer menos errores y tener la sabiduría necesaria para cuidarlo de aquellos que llegan a nuestro lugar de trabajo para que caigamos en sus trampas.
Pero, antes de conocer nuestro trabajo, vale la pena conocernos a nosotros mismos. Conocer nuestras cualidades y limitaciones. Un buen carácter y una personalidad agradable son ingredientes fundamentales para desempeñar con excelencia el trabajo que tengamos. Además de lo antes mencionado, es de suma importancia la disciplina laboral. Sea puntual. No llegue ni tarde y ni salga tarde. Algunos trabajadores se la llevan de ser super puntuales y terminan una clase media hora después del horario asignado; esto no es excelencia. Ser puntual significa que usted comience a la hora indicada y salga a la hora indicada.
Cuando le sobre tiempo en su trabajo, consulte que más puede hacer. Algunos, cuando terminan de hacer lo que se les ha asignado se sientan en una silla o una banqueta para a curiosear las redes sociales y se la pasan haciendo nada. Esto es un robo y es corrupción. En un trabajo siempre hay algo qué hacer, y un trabajador de excelencia es creativo y propositivo.
Para los gerentes o líderes de instituciones, empresas o negocios, nunca olviden que tienen que tratar a sus trabajadores como ustedes quieren ser tratados. Si no quieren que se les grite, insulten y los pelen a las espaldas, no lo hagan ustedes. Algunos gerentes o líderes aprovechan la pequeña dosis de poder que tienen para humillar y gritar a sus trabajadores. No se ponen a pensar, que tarde o temprano, alguien más se los hará a ellos, en esa o entra empresa.
Los líderes mediocres siempre ponen excusas a los atrasos o a los errores que cometen. Las excusas varían, según sea la naturaleza del trabajo. Si son gerentes, la culpa de sus errores la tienen sus trabajadores; si son profesionales de otros gremios, le echan la culpa a las instituciones a donde tienen que acudir para solventar los casos.
Si usted quiere ser un trabajador, un líder, un empresario, un político, un campesino de excelencia, déjese de excusas, y haga las cosas bien. Dedíquese a hacer lo que tiene que hacer hasta lograrlo. No es posible seguir justificando su mediocridad.
Dios es el motor principal de mi vida, me gustan los retos. Soy amigo de la verdad y enemigo de la hipocresía.