Me ha impactado ese diálogo que nos compartió Mileny Preiss de Israel: “El que tenga dinero que compre tierra, el que tenga tierra que no la venda, que la produzca, el que tenga la semilla que cultive la tierra…”
En el libro de Génesis, capítulo veinticinco, verso veinticinco, puedes observar la actitud del patriarca Abraham al entregarle todos sus bienes a su hijo Isaac, entre esos: bienes raíces, porque en este capítulo veinticinco dice que le entregó todos sus bienes a Isaac, y en el capítulo veintitrés dice que Abraham compró un campo en cuatrocientas monedas de plata y que compró por un precio justo a los hititas la tierra de Canaán, es decir, Abraham adquiere tierras, y Abraham transfiere tierras a su hijo Isaac.
En el capítulo veintiséis vemos que Isaac tuvo que moverse de esas tierras transferidas por su padre Abraham por la hambruna que se vivía en ese tiempo, esto lo llevó a experimentar una relación de tierra con Abimelec, el rey de los filisteos. Específicamente en el verso doce de este capítulo dice que Isaac sembró en aquella tierra y cosechó al ciento por uno. Cuando la palabra dice que Isaac sembró, está dándote la invitación para que cuides la tierra que se te ha confiado, que siembres, que labres la tierra. Un ejemplo de esto es el rey Salomón, quien se caracteriza por su enorme riqueza y su enorme sabiduría, en el libro de Proverbios, en el capítulo doce, verso once, dice: “el que trabaja la tierra tendrá abundancia”. Así que esfuérzate en trabajar la tierra, cuídala, y cultívala.
La tierra ociosa es evidencia de el ocio de aquel que la posee; el secreto no está en poseer tierra, sino en desarrollar, trabajar, labrar y cultivar la tierra que el Señor confía, el secreto está en ponerla a producir.
En el libro de Génesis, capítulo veintiséis, verso trece, dice que Isaac cosechó la tierra y de esa forma él se hizo riquísimo. Cómo experimento la riqueza Abraham, cómo experimento la riqueza Isaac: trabajando la tierra. Recuerda que no puede haber cosecha sin siembra. Isaac experimento la prosperidad integral a través de la siembra, a través de la producción de la tierra, a través de labrar, cuidar y cultivar la tierra. Isaac tuvo una cosecha al ciento por uno porque él tuvo la iniciativa de trabajar la tierra que en ese momento tenía a su disposición.
En el libro de Génesis, capítulo veintiséis, verso veintidós, dice que Isaac abrió un tercer pozo (las tierras con mayor plusvalía son las que van acompañadas de agua), Isaac tenía tierra a su disposición pero no tenía agua a su disposición, para eso tuvo que cavar, tuvo que esforzarse para que fluyera el agua, llamándole a este tercer pozo Rejobot porque en él había paz y tranquilidad; muchos no adquieren tierra por miedo, pero así como Isaac en la medida en la que el Señor te confíe tierra, en esa medida te protegerá con paz. Isaac le llamó al tercer pozo Rejobot que significa: espacios amplios donde el Señor nos ha hecho prosperar, esta palabra: prosperidad aparece por primera vez en la biblia, en labios y en el lenguaje de Isaac. La prosperidad es una añadidura de los bienes raíces.
Por esa prosperidad Abimelec, rey de los filisteos, pone su mirada en Isaac, un hombre de bienes raíces, y le dice “nos hemos dado cuenta que el Señor está contigo”, esta es una declaración sorprendente porque el rey ha notado que Isaac se ha activado en bienes raíces. Un hombre como Isaac, activado en bienes raíces, atrae la mirada de un rey como Abimelec, por lo que hacen un pacto y Abimelec le dice: “¡Ahora el bendecido del Señor eres tú!”
Actívate en bienes raíces y los reyes pondrán su mirada en ti, dirán “nos hemos dado cuenta que el Señor está contigo”, y sabrán que“ ¡Ahora el bendecido del Señor eres tú!”.