La Semana Santa es la conmemoración anual cristiana de la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús, representa un periodo de intensa actividad litúrgica dentro de las diversas confesiones religiosas. Esta época también es conocida como Semana Mayor, si bien su significado está cargado de sentido cristiano, y se debe dedicar espacio a la oración y meditación de la vida de Jesucristo; este puede ser también un tiempo importante para reflexionar acerca de las cosas que podemos hacer para realizar cambios efectivos en nuestra vida, trabajo, nuestra relación con los demás e incluso, impactar positivamente en nuestro país.
La fecha de celebración, como bien sabemos, cada año varía, pero independiente de esto, que al final es simbólico, la importancia de estos días radica en apartar un tiempo en medio de la dinámica actividad y los diversos roles que cada quien desempeñamos, para meditar respecto al rumbo que llevamos; esto es muy personal, por lo que vale la pena intentarlo, pues de la misma forma seremos los más beneficiados al hacerlo.
La mayoría de actividades que se realizan durante esta semana tienen un gran significado espiritual, que buscan recordar el sacrificio de Jesús en la cruz. El verdadero significado de la Fiesta Pascual, como también se le llama a este periodo, es tener un encuentro personal con Dios y acercarnos más a nuestro prójimo, mediante el ejemplo del único que ha sido capaz de dividir la historia de la humanidad en dos: “antes de Cristo y después de Cristo”.
Durante la Semana Santa, como cristianos e independiente de nuestra religión o credo, no solo debemos recordar este hecho como parte de la historia, sino asumir esta conmemoración como un tiempo para el perdón, la reconciliación y la meditación con Dios. Este es un tiempo de espiritualidad, y aunque hoy muchos se avergüenzan de mencionar el nombre de Dios; y otros muchos se atreven aun a seguir negando su existencia, es un buen momento para escudriñar sobre ese gran amor que Dios nos demostró, sea usted creyente o no, recordando que la belleza de la fe radica en la libertad de elección que Dios le otorgó al hombre.
Para esto debemos partir del respeto, recordemos que no tenemos ninguna autoridad para juzgar o criticar a otros por el hecho de no creer en lo mismo que nosotros, cada quien es libre de tomar sus propias decisiones, y si bien es nuestra responsabilidad llevar a otros a encontrar el propósito de su vida y disfrutar de lo que nosotros ya hemos tenido el privilegio, no es a la fuerza, y mucho menos con señalamientos que vamos a conseguirlo.
La decisión de buscar a Dios debe nacer genuinamente del corazón de cada ser humano, y va mucho más allá, de la práctica de religiones y rituales. Es importante, aunque sea un tema controversial, reconocer que la salvación y la garantía de una vida eterna no viene a través de una religión, sino de un acto de fe y humildad al reconocer al verdadero protagonista de esta conmemoración, como el único Señor y Salvador.
Es absurdo que reduzcamos la importancia de estos días solo al ocio y a la diversión, que si bien es parte de disfrutar la vida que tenemos, no podemos siquiera pensar que con ello lograremos encontrarle sentido a nuestra existencia; por tal razón, ahí donde nos encontremos y en medio de los planes que tengamos para estos días de descanso, procuremos apartar un tiempo a solas para hacer un análisis profundo de nuestra vida, retomar el camino y ser sensibles para atender la verdadera razón por la que fuimos creados, porque aunque nos empeñemos, Dios es el único que puede llenar cualquier vacío existencial.
Descansemos, disfrutemos de la compañía de quienes amamos, viajemos y compartamos con otros; pero ajeno a lo que comercialmente se nos ofrece estos días, aprovechemos para hacer un paréntesis en nuestra ajetreada vida para reflexionar y hacer las enmiendas necesarias que nos permitan disfrutarla mucho más, recordemos que una sola vida tenemos y esta hay que invertirla.
Mercadóloga especialista en Gestión de Proyectos. Capacitadora, motivadora, estratega y analista empresarial.