Mientras el mundo se desgañita debatiendo sobre socialismo, capitalismo, independentismo, populismo y otros ismos, los ladrones y los ineptos están tomándose cada vez más gobiernos y continuar manteniendo una clara Cleptocracia. Es tan grande la corrupción en Guatemala que vienen acompañado de redes criminales que solamente incrementa la tasa en delitos y el narcotráfico que es indispensable porque de allí terminan lavando millones en dinero y las prácticas de estos delincuentes que violan la ley todos los días.
La tarea ahora de Giammattei es simplemente atrasar su robo millonario es tan obvio su inutilidad y mediocridad que hasta saco del país a su pequeño marica Miguel Martinez. Las primeras pajas que nos dio este sinvergüenza es tener algo que ver con Ana Marcela Giammattei Caceres es otra mentira de este desgraciado que no va a renunciar porque es parte también de la cacocracias (los gobiernos de los malos) que vivimos desde 1985. Esta no es solo la historia de una operación más de narcotraficantes, sino que también revela las actividades de una alianza de gobiernos cleptocráticos.
Un error común es suponer que las cleptocracias solo se dan en los rincones más pobres y subdesarrollados, pero eso no es el caso. Los escándalos es simplemente una vasta, sofisticada y permanente red de corrupción que involucra a centenares de los “más poderosos” políticos, gobernantes y empresarios del país. El caso de los ineptos en el poder es algo distinto.
Ladrones en el poder los ha habido siempre y gobernantes incompetentes también. Pero, en estos tiempos, la criminalidad de algunos jefes de Estado ha alcanzado niveles dignos de los tiranos de la antigüedad. ¿Dónde están las vacunas y el dinero? Ya no estamos hablando solo de la corrupción “habitual”; la del ministro que cobra una comisión por la compra de armas o por otorgar a dedo el contrato para construir una carretera.
Ni de un caso aislado en el que el más tonto de la clase llega, para sorpresa de sus antiguos compañeros, a ser presidente. No; en el caso de la cleptocracia se trata más bien de conductas criminales que no son individuales, oportunistas y esporádicas sino colectivas, sistemáticas, estratégicas y permanentes. Es un sistema en el cual todo el alto Gobierno es cómplice y se organiza de manera deliberada para enriquecerse —y usar las fortunas acumuladas para perpetuarse en el poder. Y queda claro que nosotros somos los que siempre pagamos las consecuencias.