Cada uno de nosotros tiene su propia forma de ser y de estar en el mundo. A veces, el intentar querer ser como los demás quieren que seamos, es lo que nos desgasta y cansa muchísimo. Lamentablemente desde pequeños los miles de mensajes negativos aprendidos en la familia nos programan con estereotipos, prejuicios, costumbres y hábitos que poco a poco van formando en nosotros un “ser” que no somos. Y cuando ya somos adultos seguimos luchando por querer complacer con nuestros pensamientos, emociones y acciones a los que “disque” nos quieren.
No intente querer ser como los demás o querer ser como los demás quieren que usted sea. Usted tiene su propia esencia y no la pierda. Usted sea la que es, y si a alguien no le gusta como usted es, pues es su problema. El problema de los seres humanos es que vivimos (no todos) intentando complacer y querer ser como los demás quieren que seamos. Si no les gusta como somos, que les vaya bien.
Recuerde que la vida es efímera y corta. No pierda el tiempo en estar pensando que nadie le quiere, que no le tratan bien, que no recibe el amor que merece, etc. No espere nada de nadie. Ya sea que usted estudie o trabaje, trate bien a todos. Acepte su pasado. No viva revisando las hojas de ese libro de su vida que ya pasaron; porque por estar revisando demasiado su pasado, cuando se dé cuenta su presente se le habrá ido y ya no tendrá tiempo para más.
Si en su camino se topa con gente a quien usted no le cae bien, simple: que no la mire y que les vaya bien. No hay nada mejor que no desperdiciar el tiempo con personas a quienes no les importamos. Hemos nacido para disfrutar esta vida tan llena de sorpresas. Que los demás, entonces, no le arruinen la vida.
Hay un refrán que dice que “el tiempo cura todas las heridas”; y sí es cierto, pero todo depende de usted. Poco a poco ese pasado doloroso, esas programaciones pasadas se van integrando a su vida presente y las acepta. La insensibilidad al pasado cuesta, pero es posible. No se desespere. Recuerde que usted es fruto de una historia con hechos bonitos y otros no tan agradables.
Por lo tanto, no sufra por gusto. A algunos parece que les gusta sufrir, sufrir y sufrir. Sufren porque no logran agradar a todo mundo, sufren porque no superan un pasado doloroso, sufren porque su pareja le es infiel, sufren porque la ausencia de alguien los mata. Pregúntese si el sufrimiento que actualmente está experimentando en su vida es útil o es inútil.
Normalmente el sufrimiento útil es aquél que le hace reflexionar, que le acerca a Dios y le hace madurar. Por ejemplo, ante la pérdida de un ser querido, ya sea que éste muera o que se aleje de nosotros, se experimenta un sufrimiento muy profundo; pero ese duelo temporal es útil, puesto que le permite llorar y expresar el vacío que se siente. Es un sufrimiento con sentido. El sufrimiento inútil es aquel que le permite enamorarse de la misma piedra con la que tantas veces ha tropezado y que por ende le aleja de Dios. Es un sufrimiento sin sentido.
Tome nota de que no podemos impedir que la nostalgia, el miedo, la depresión y la melancolía aparezcan repentinamente en nuestra mente. Lo que sí podemos evitar es darles permiso de que hagan su casa en nuestra cabeza. Si por alguna razón la depresión, la tristeza y la nostalgia ya hicieron su nido en su cabeza, por favor destruya ese nido y saque esa basara de su mente. ¡Goce y disfrute su vida!
Dios es el motor principal de mi vida, me gustan los retos. Soy amigo de la verdad y enemigo de la hipocresía.