Todos los trabajos, hoy en día, generan estrés, sin embargo, a veces hemos llegado a poner en duda nuestras habilidades, tenemos problemas para levantarnos a trabajar, nos irrita estar con nuestros compañeros de trabajo, nos cuesta concentrarnos en el trabajo, no nos sentimos satisfechos con los resultados de nuestro trabajo, incluso, tenemos problemas intestinales o dolores de cabeza.
Todas estas descripciones, y muchas otras, son síntomas de burnout o desgaste laboral. En psicología se conoce el burnout como el desgaste que se genera a raíz del trabajo excesivo, este incluye síntomas tanto emocionales como físicos.
Esta descripción es parecida al estrés, sin embargo, no es lo mismo. A diferencia del estrés, el burnout, es una consecuencia del estrés acumulado, y los síntomas se manifiestan y perciben de forma grave, para una persona.
Coloquialmente se describe como “si la persona se estuviera apagando”, ya que la persona experimenta disminución de las emociones, ya no se involucra demasiado en sus tareas, siente miedo por asistir al trabajo, ya no tienen motivación ni esperanza, e incluso, afecta la personalidad y puede provocar depresión.
El burnout se genera, por una carga fuerte de trabajo que afecta el equilibrio entre lo personal y lo laboral, falta de apoyo de parte de los compañeros de trabajo y jefes inmediatos, conflictos con otros miembros de la organización, exceso de trabajo, expectativas laborales y otros.
Para diagnosticar que una persona sufre del síndrome de burnout, los psicólogos aplican una serie de pruebas psicométricas, estas brindan resultados con información esencial para tratar al paciente. Por eso se recomienda visitar a un psicólogo cuando se sospecha de sufrir de burnout, este profesional dejará una serie de ejercicios para ayudar al proceso.
También se recomienda hacer ejercicio, dividir las horas de calidad de trabajo y las horas de calidad de actividades personales, hacer actividades relajantes como el mindfulness o meditación, practicar yoga y proponerse dormir más horas.