De acuerdo a la Ley Electoral y de Partidos Políticos -LEPP-, el domingo recién pasado -25 de junio- se llevó a cabo la tercera fase del proceso electoral 2023, donde fueron votados los candidatos a puestos de elección para presidente y vicepresidente de la república, diputados al Congreso y al PARLACEN y, por último, Corporaciones Municipales. Y, por supuesto, fue una gran sorpresa el resultado de los binomios que ocuparon los dos primeros lugares en la votación -Sandra Torres y Rómulo Guerra por la UNE, Bernardo Arévalo y Karin Herrera por Semilla-. Creo que, en el caso de los otros puestos de elección, pues, casi se tiene una idea de quién va a ganar, toda vez que, la “inversión” que los politiqueros hacen, son enormes y eso da una posibilidad muy alta, para saber, hacia donde va el ciudadano a vender su voto. También tiene mucho que ver, cuando el candidato está en funciones y esto pasa siempre con los alcaldes municipales, porque, con descaro y sin tapujos extorsionan al electorado, indicando que, si no votan por él, el proyecto ya no será terminado, en ese sentido, los COCODES y Comités de Desarrollo no tienen otra opción que, obedecer cual corderos rumbo al matadero.
Es importantísimo analizar el comportamiento de la ciudadanía y yo, en lo particular la divido en dos aspectos, los que salieron a emitir su voto y los que no lo hicieron. En este grupo -los que no salieron a emitir su voto-, se divide en otros dos grupos, los que definitivamente no quisieron asumir esa responsabilidad y los que por fuerza mayor no lo pudieron hacer.
Los ciudadanos que están en el grupo que sí salió a emitir su voto, se encuentran tres subgrupos, los que votaron por un candidato, los que anularon su voto por que no les convenció ninguno de los candidatos y porque de esa manera manifestaron su rechazo al sistema político electoral vigente, y los que no votaron por ninguno, ni anularon su voto, su decisión fue voto en blanco. Todas las formas de pensamiento para mí, deben ser respetadas, porque, al fin y al cabo, cada cabeza es un mundo.
A todo esto, es importante plasmar en números todo lo que aconteció ese día. El padrón electoral está compuesto por 9 millones 249 mil 794 personas aptas para votar, de ellas, el 60% salimos a votar -5 millones 557 mil 273-, sin embargo, de este número de ciudadanos que se decidió a salir a votar, el 17% voto nulo y el 7% voto en blanco, mientras que, el binomio encabezado por Sandra Torres sacó el 16% -881 mil 592- del total de votos emitidos y el segundo binomio encabezado por Bernardo Arévalo recibió el 12% -654 mil 534-. Con esos cuatro datos, tenemos para analizar muchas cosas, sin embargo, por razón de tiempo y espacio, diremos o interpretamos que, el 24% -votos nulos y votos en blanco-, corresponde a la ciudadanía que está harta de tanto chanchullo, manipulación, hipocresía, deshonestidad, etc., de parte de los que hacen gobierno y principalmente de los oficinistas del TSE -eso es lo que son, oficinistas- porque les quedó grande el tacuche de magistrados, gracias al Ser Supremo, no se llegó a más por las decisiones nefastas que tomaron, es decir, a unos sí los dejaron participar y otros no. Reitero, el actual vice presidenciable de la UNE, legal, moral y religiosamente tiene impedimento para ser candidato -es ministro de culto, -artículo 186, inciso f-, pero bueno, por el momento, esas son las resoluciones de los actuales trabajadores de las 22 familias que ponen y quitan presidentes.
En conclusión, esta es la verdadera encuesta del pueblo y no, esas que fueron mandadas a hacer a la medida de los candidatos.
La clase política del país, debe entender que la ciudadanía le está demandando cambios sustanciales, estructurales, reales y que vayan en beneficio de esa misma ciudadanía. Ojalá quieran entender eso, y no esperar reacciones del pueblo, como manifestaciones masivas. Samuel Pérez: Si no alcanzamos acuerdos en el Congreso, saldremos a las calles. Actual diputado al Congreso y diputado electo por el partido SEMILLA.
Contador público y auditor, docente universitario y ex alcalde comunitario.