Conocer más para servir mejor.
En una ocasión un rey llamó a su sabio para hacerle una pregunta, pero ya estaba molesto porque cada vez que le preguntaba, el sabio respondía: “No sé su majestad”. Y esta vez no fue la excepción. A lo que el rey le reclamó: “Te pago por lo que sabes”, a lo que el sabio respondió: “Si me pagara por lo que no sé, no le alcanzaría el reino”.
¿Se cree usted erudito en una ciencia? Pues, cada materia manejamos es como un edificio de 100 pisos, y apenas estamos tocando el primer piso, ósea manejamos un uno por ciento. Viéndolo así, realmente somos más ignorantes. El reconocer nuestra ignorancia hace que queramos aprender más, para servir mejor. El imaginarnos eruditos hace que nos volvamos más ignorantes, para presumir mejor.
Algunos en nuestra sociedad se declaran versados para aprovecharse de la gente. Se autonombran gurús, maestros, profetas, coach, pastores, sacerdotes, doctos… Y terminan dañando a la población con su seudociencia y obteniendo grandes ganancias. Da miedo oír en los medios de comunicación, cuando sale dando una declaración algún “experto”.
Observe la mayoría de conversaciones en grupos, casi todos se presumen de conocedores, de poseedores de la verdad, de autoridad para imponer sus creencias sobre las creencias de los demás. No es que tenga algo que decir, sino tienen que decir algo. Es un diálogo entre sordos.
Algunas veces las creencias, terminan convirtiéndose en sagradas. Si de repente creemos en una vaca, e imponemos la creencia a otros, se termina convirtiendo en… santa vaca. Todos tenemos creencias y es funcional estar conscientes de que son creencias, no datos comprobados y comprobables. Pero en sociedad nos autoengañamos y engañamos a los demás que somos testigos de algún credo. Por eso es que estamos tan desorientados.
Si en sociedad, todos y cada uno, ponemos a disposición de los demás lo que realmente conocemos, si reconocemos nuestras ignorancias en nuestra rama, si aceptamos públicamente las nuestras suposiciones, si somos humildes y respetuosos ante los datos y conocimientos… entonces evolucionaremos. “Nadie sabe más que todos juntos”, dice el dicho.
Casi todos somos profesionales en algo, aunque no tengamos un título otorgado por alguna institución, y la población frecuentemente nos hace preguntas creyendo que nos las sabemos de todas, todas. Entonces se atrevería usted a decir: “No sé su majestad”, y que realmente miren lo que usted posee. Eso es ser honesto. “El que sabe no dice, y el que dice no sabe” dice otro dicho.
Le dejo la siguiente frase para que reflexione: “El sabio nunca dice todo lo que piensa, pero siempre piensa todo lo que dice”.
Psicólogo clínico con más de 25 años de experiencia, docente universitario, escritor de temas de salud mental para la familia, la pareja y el niño. <strong>YouTube:</strong> Mil tips de Salud Mental y Escalón Infantil <strong>Facebook:</strong> Oswaldo Soto Psicólogo