Prefiero herirte con la verdad, a matarte con la mentira.
La esperanza vana consiste en engañarse conque en el futuro habrá mejores condiciones, con la intención de levantarse el ánimo, de tranquilizarse, de alegrarse, para continuar en el presente. Sin embargo, como es poco realista, se enfrentará, tarde o temprano, a la realidad. Mejor si temprano.
A veces nos engañamos haciéndonos promesas irrealistas, elaborando planes de ejercicio físico, tener una mejor dieta, dejar de fumar o tomar, mejorar la condición económica… pero al paso del tiempo nos enfrentamos al fracaso. Sin embargo, algunas personas llegan a un ciclo vicioso al ignorar esta realidad y entonces vuelven a hacerse promesas, que a la vista de los demás son ilógicas.
Algunas parejas viven atrapadas en una codependencia violenta, donde el agresor promete cambiar y el agredido vuelve a creerle una y otra vez. Algunas iglesias prometen a sus fieles una recompensa en el más allá, mientras les roban el más acá. La gente quiere creer y eso le hace vulnerable, ante vendedores de esperanzas, mientras les despojan de dinero, tiempo, admiración, favores. Les mantienen atrapadas por largo tiempo.
También hay vendedores de pseudoterapias, de autoayuda, de premonición que ofrecen “el secreto de algo” con tal de que compren sus libros, sus cursos, su coaching, con la promesa falsa de éxito, sanación o dicha, mientras les quitan el poco dinero que les hubiera servido para sanar o comenzar un negocio. Comerciantes de la fe.
Sospeche cuando le digan: “Nada es imposible”, “La esperanza es lo último que muere”, “Solo vasta conque declare que ya lo tiene, para que el universo conspire a favor suyo”, “Tenga fe y lo obtendrá”, “Todo sucede por algo”. Y también cuando utilicen las palabras totalitarias como: “siempre”, “todo”, “nada”, “ninguno”, “jamás”, “lo mejor”. Ejemplo: “Todo el mundo lo está usando”, “Jamás falla”, “Dios quiere lo mejor para ti”.
Las personas que creen constantemente en la magia están perezosas, porque no quieren pagar el precio del éxito, que es el esfuerzo, el trabajo duro, la planificación realista, el monitoreo constante de los avances. Un adicto a las drogas, puede fantasear con que va a salir de este vicio solo con levantarse el ánimo, proponerse voluntad firme. Una persona atrapada en el ciclo de la violencia doméstica, puede ilusionarse, con una sonrisa forzada, que su pareja va a cambiar y eso le hace esperar virios años más, hundiéndose más, juntamente con sus hijos.
Es mejor enfrentarse a verdades que duelen ahora, a mentiras que dolerán después. Le dejo la siguiente frase para que reflexione: “Cuando antes te despiertes de tu sueño, más tiempo tendrás de disfrutar de la realidad palpable”.
Psicólogo clínico con más de 25 años de experiencia, docente universitario, escritor de temas de salud mental para la familia, la pareja y el niño. <strong>YouTube:</strong> Mil tips de Salud Mental y Escalón Infantil <strong>Facebook:</strong> Oswaldo Soto Psicólogo